

El autor es periodista. Reside en Santo Domingo
Oportuno al destape de aspiraciones políticas a todos los niveles en nuestra tres cuarta parte de isla emplazamiento República Dominicana, donde cualquiera dice tener la capacidad de convocatoria para salir airoso en la búsqueda de un puesto electivo, aunque sea en el club de dominó del más apartado rincón del país, sin determinar con honestidad su nivel cualitativo y cuantitativo, es necesario hacer una imploración al altísimo para que muchos de ellos no lleguen tan siquiera a desempeñarse como vocal del más pequeño de los distritos municipales.
Los tratadistas entendidos de la materia que nos atañe coinciden en señalar que: “El liderazgo cualitativo se enfoca en la comprensión profunda de las cualidades y características individuales, mientras que el liderazgo cuantitativo se centra en la medición y descomposición de datos numéricos para evaluar el desempeño y la poder”, añadimos a esas expresiones que en los dos casos debe primar la autoconfesión, poco que sin ocupación a duda pocos realizan impedidos por ínfula que poseen.
No se puede refutar que el liderazgo es un proceso diferenciado del gerenciamiento. Los líderes son conducidos a originar cambios basados en títulos, ideales e intercambios emocionales, los líderes toman en consideración la flexibilidad, la innovación y la adecuación. Los líderes se preocupan por las micción de cada una de las personas que componen su equipo o división y por otra parte las hacen participar en la toma de decisiones.
Si se desglosa cada uno de estos rudimentos atribuidos al liderazgo, podemos colegir que en la ahora muy pocos de los participantes en esta alboroto que nos invade por todos los frentes habidos y por deber, poseen un jerarquía aceptable de estos.
Nulo les importa a los que no poseen el arcángel, el carisma y el potencial natural para ser un líder, son sordos, ciegos y mudos, siguen delante con anteojera y son proclives a chocar de modo abrupta con la sólida tabique de la existencia.
Uno de los actores en la ejecución del acto que generó en mi creación, Aníbal Medrano Aguiar, me aseguró en una ocasión que todo no está perdido. Que certeras palabras….
Poseo en mi registro de conocidos, personas que verdaderamente pueden optar por una candidatura. Compañeros de partidos que su bagaje político lo encasillan en el selecto especie de posibles candidatos a cargos partidarios o a terciar la famosa y codiciada ñoña presidencial.
De igual modo, en esa misma registro, una caterva de soñadores despiertos (ausencia que ver con la honorable ciudadana vicepresidenta), que deben de conocer su techo, sus reales posibilidades y dejar de estar aguajeando con un “liderazgo” irreal, inducido por diversas razones.
En pocas palabras saben que no van para ningún flanco y siguen forzando el mingo con gastadera innecesaria de bienes de todas índoles.
No critico el acción directa político que se observa, eso está admisiblemente porque mantiene activa las organizaciones, es una suprema hipocresía la talante de aquellos que lo hacen, quienes en su momento y estando en la cúspide del poder realizaban ese acción directa y mucho más. Este país es política, pelota y chisme permanente.
En el PRM
Ahora admisiblemente, en el caso particular del Partido Revolucionario Reciente (PRM), el partido oficialista, el partido del presidente constitucional Luis Rodolfo Abinader Corona, los miembros del Club de los 7 debe de juntarse todos y comprometerse de modo pulcra y sincera a trabajar en gracia de la segunda diligencia presidencial del tocayo Abinader. Sin un buen final, como todo parece indicar, nadie de los miembros de ese club cruzará la meta en 2028.
Trabajar para permanecer en el poder y evitar el fatídico regreso de los desalojados del poder en cualquiera de sus versiones, debe ser el compromiso de todos aquel que se sienta y padezca por el PRM.
Jpm-am
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