
Lás universidades estadounidenses podrán fertilizar directamente a los deportistas y a los jugadores de sus equipos, tras una osadía contencioso de este viernes que supone un cambio histórico y de profundas implicaciones para el panorama del deporte en Estados Unidos.
Con una enorme tradición y una gran popularidad en EE.UU., especialmente en el fútbol yanqui y el baloncesto, las competiciones universitarias, sobre todo a través de la NCAA, se habían basado en la condición ‘amateur’ de sus deportistas.
Pero la entrada en 2021 de los contratos de patrocinio NULO (Nombre, Imagen y Referencia, NIL por sus siglas en inglés) y el decisión contencioso de este viernes que permitirá el suscripción directo a los deportistas transformarán radicalmente las competencias deportivas universitarias en EE.UU., que más allá de ser un lado de formación para los jóvenes es en efectividad un monumental negocio en el país de las barras y estrellas.
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Las claves millonarias de esta osadía
La jueza federal Claudia Wilkendel Distrito Ideal de California, aprobó este viernes el acuerdo que resuelve la demanda presentada por un colectivo de deportistas universitarios contra la NCAA y sus cinco principales conferencias: Pac-12 Conference, Big Ten Conference, Big 12 Conference, Southeastern Conference y Atlantic Coast Conference.
«El acuerdo permitiría niveles y tipos de compensación para los estudiantes-deportistas que nunca habían sido permitidos ayer en la historia de los deportes universitarios, mientras que todavía compensará de forma muy generosa a los estudiantes-deportistas de la División I que sufrieron perjuicios en el pasado», escribió la jueza.
El acuerdo contempla una indemnización total de 2.800 millones de dólares a abonar durante los diez próximos primaveras como compensación a deportistas que compitieron en la NCAA en algún momento desde 2016 y hasta 2024.
Respecto al presente y al futuro, las universidades tendrán una cantidad máxima cada año para fertilizar a sus deportistas, poco similar al final salarial que existe en ligas como la NBA.
Ese final anual en la NCAA estará establecido en torno a los 20,5 millones de dólares por universidad para la temporada 2025-2026 pero se dilación que crezca según avancen los primaveras.
Estos pagos directos a los deportistas no sustituirán a otras remuneraciones que ya tenían hasta ahora como las becas o los acuerdos de patrocinio NIL.
«Este acuerdo abre un camino para principiar a estabilizar el deporte universitario», sostuvo en un comunicado el presidente de la NCAA, Charlie Baker.
En la experiencia, los contratos NIL ya marcaron un ayer y un luego puesto que supusieron incentivos económicos evidentes y muy importantes (incluso de millones de dólares) para que los jugadores optaran por una u otra universidad, un círculo más pintoresco del deporte profesional que del amateur.
Con los pagos directos a los deportistas universitarios se da otro paso crucial en ese sentido pero todavía se abren muchos interrogantes, por ejemplo sobre si se tráfico de salarios como tal y si los deportistas deben ser considerados trabajadores con las implicaciones laborales y legales que ello exige.
Pero más allá de las incógnitas, este acuerdo permitirá a los jóvenes cobrar una parte del pastel ayer vetada para ellos, pese a ser las estrellas del mastodóntico negocio que es del deporte universitario en EE.UU.
Como muestra, CBS/Turner llegó en 2010 a un acuerdo con la NCAA para emitir el Madura de marzo de baloncesto hasta 2024 por 10.800 millones de dólares, aunque luego ampliaron este arreglo hasta 2032 por 8.800 millones más.