
No muchos líderes o dirigentes políticos pueden entender que las elecciones del 2028 se perfilan como las más trascendentes en tres décadas porque en esos comicios estará en juego- sin exagerar- la supervivencia del espacio tolerante y de la estabilidad macroeconómica, que sobreviven y se consolidan desde 1994.
Más de una veintena de aspirantes presidenciales han saliente a destiempo de la hueco electoral con discursos y propuestas extraídos del refrigerador de la historia, sin darse cuenta que desde antaño de la pandemia de 2020, en la cocina del mundo se cuecen otros intereses que provocan tóxica humareda.
Se admite que el liderazgo político actuó con diligencia y valentía al contraponer los artículos de la crisis bancaria de 2002-2004, la inmobiliaria en Estados Unidos, de 2008, la derivada de la sentencia 68-13, y la mega crisis pandémica del 2020, sin olvidar la de 1994, que evitó una aniquilamiento civil.
En los últimos ocho abriles el mundo ha cambiado radicalmente con el progresivo derrumbe de gobiernos socialdemócratas en Europa y America, reemplazados por regímenes o corrientes ideológicas parlamentarias de extrema derecha con tinte de reaccionario nacionalismo, racismo, antiinmigrantes y neoliberales.
En el ámbito crematístico, a nivel universal se acentúa la incertidumbre con la prolongación de la aniquilamiento entre Rusia y Oeste, en el distrito de Ucrania, y la holocausto de Israel contra la población civil de Lazo, sin que se haya reparado el derrumbe en la sujeción del comercio mundial provocado por la pandemia.
El retornó de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto al mundo patas hacia lo alto, con la declaratoria de una aniquilamiento de aranceles, que no solo agrava la inseguridad económica, sino igualmente la reconfiguración del carta mundial en términos de bloques económicos y políticos.
República dominicana al punto que representa un pequeñotrazo en esa cartografía de intereses políticos y económicos, por lo que se expone a que fielmente sea borrada de estructuras de importancia geopolítica, lo que implica, incluso, peligro de que cualquier bosquejo imperial borre en la isla líneas fronterizas o políticas.
Las elecciones de 2028 no serán ni podrían ser tradicionales circos electorales donde don caudal construye escaleras o elevadores para que súbditos de sus intereses asciendan a las poltronas del Poder, porque lo que estará en grupo es la propia supervivencia del patrio doméstico.
Los 43 mil millones de dólares que ingresan a la hacienda impulsan crecimiento, pero no mejora, más aun cuando por temor los gobiernos no se atreven a diseñar y aplicar un maniquí de reforma fiscal que garantice redistribución del ingreso. He ahí el otro problema que se reflejará en 2028.