
Madrid, 19 de Mayo (EFE).- El expresidente de Estados Unidos Joe Biden ha sido diagnosticado con cáncer de próstataun tumor que se encuentra entre los más frecuentes en el mundoy en el que la antigüedad es el principal autor de aventura, adicionalmente de la genética.
En concreto, Biden padece un cáncer de próstata en un “estado agresivo” con metástasis en los huesos, según anunció el pasado domingo su oficina en un comunicado, si acertadamente “parece ser sensible a las hormonas lo que permite un tratamiento eficaz».
“El presidente y su grupo están revisando diferentes opciones de tratamiento con sus médicos”, señalaba el comunicado. En el mundoel cáncer de próstata es el cuarto más frecuente, por delante están el de pulmón, mama y de colon y a la derecha.
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Entre los hombres ocupa la segunda posición, por detrás del de pulmón, según los datos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Estructura Mundial de la Lozanía (OMS).
Igualmente en Estados Unidos es el segundo más popular posteriormente del de piel, tal y como indica la Sociedad Chaqueta contra el Cáncer, que calcula que para este año se diagnosticarán cerca de de 313.780 casos nuevos. Los cálculos de esta sociedad chaqueta indican, adicionalmente, que para 2025 se contabilizarán un total de 35.770 muertes en ese país.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de próstata es un tumor maligno que se origina en las células que forman la próstata.
Entre los factores de aventura, la antigüedad es el principalya que aumenta a partir de los abriles en hombres de raza blanca, y a partir de los 40 en los de raza negra, o con informes familiares de este tumor, según explica la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). De hecho, si acertadamente es el segundo más frecuente en los hombres, es el primero en aquellos mayores de 65 abriles.
La raza es otro de los factoresporque es más popular en los de raza negra y menos en los países asiáticos; adicionalmente en los primeros la enfermedad tiene peor pronóstico.
Hasta el 10% de los casos de cáncer de próstata tienen un componente hereditario, explica la SEOM, de forma que los varones con un conocido de primer extremo diagnosticado de este tumor tiene más probabilidad de desarrollarlo, incluso puede aparecer a una antigüedad más precoz, por debajo de los 55 abriles.
Una dieta rica en grasas animales y pobres en verduras, la obesidad y el tabaco incluso influyen aunque en pequeño medida. Cuando el tumor de vejiga crece puede producir síntomas urinarios como la disminución del calibre o interrupción del chorro de orina; aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo nocturna; y dificultad para orinar o prurito durante la micción.
Y otros menos frecuentes, prosigue la SEOM, como la presencia de casta en la orina y/o en el semen o impotencia sexual. Por su parte, en fases avanzadas de la enfermedad pueden aparecer dolores óseos, por el avance de metástasis en los huesos -como Biden- con posibilidad de fracturascansancio y pérdida de peso, hinchazón de piernas o complicaciones graves como pérdida de fuerza en estas extremidades -por compresión de la tuétano espinal en casos de afectación de la columna vertebral-.
La mayoría de los casos se diagnostica en una escalón original -en la que los pacientes no presentan síntomas-, al detectar un PSA elevado, que es una sustancia producida en monopolio por las células que forman parte de la próstata. Igualmente se puede diagnosticar tras una sobresalto en el tacto rectal.
Para conocer el estadio de la enfermedad hay que hacer un estudio de extensión, lo cual es fundamental para poder planificar y ofrecer el mejor tratamiento a cada paciente en cada momento de la enfermedad. La SEOM señala que el tratamiento central que debe admitir cualquier paciente con cáncer de próstata renovador desde el momento del diagnosis es el tratamiento hormonal con terapia de privación androgénica (TDA), ya que las células del cáncer de próstata dependen de la testosterona para crecer y reproducirse.
Para conseguir la privación de andrógenos se recurre a la cirugía, y ésta consiste en la castración mediante orquiectomía sinalagmático, es asegurar, la extirpación de los testículos para la disminución “rápida y definitiva” de la Testosterona.
No obstante, ésta se ha sustituido por la castración farmacológica y la cirugía sólo se plantearía en situaciones muy concretas como, por ejemplo, la compresión de la tuétano espinal producida por metástasis.
Igualmente se recurre a los fármacos análogos de GnRH, que inhiben la producción de andrógenos actuando sobre la hormona qué regula su síntesis. La SEOM abunda en que hasta hace unos abriles, la terapia de privación androgénica monopolio era el tratamiento estereotipado y el único recomendado en los pacientes con cáncer de próstata renovador.
“No obstante, los avances en tratamientos complementarios a la TDA han supuesto que las combinaciones con agentes hormonales de nueva reproducción y/o quimioterapia sean el estereotipado para la mayoría de pacientes”, indica esta sociedad médica. EFE