
Desde su colaboración en Fruitvale Station hasta su consolidación en Creed y el engendro cultural de Black Panther, la dupla creativa entre Ryan Coogler y Michael B. Jordan ha impresionado un ayer y un a posteriori en el cine afroamericano contemporáneo.
Con “Pecadores” (“Sinners”), su más fresco incursión cinematográfica, entreambos creadores profundizan aún más en su conexión artística, presentando una obra tan cargada de simbolismo como de fuerza visual y emocional.
La película, ambientada en los paisajes hipnóticos de Luisiana, combina mitología, movimiento y una profunda advertencia sobre la pecado, la identidad y las segundas oportunidades.
Durante una monopolio mesa redonda Coogler y Jordan compartieron detalles reveladores sobre su proceso colaborativo y cómo su relación profesional ha evolucionado en más de una decenio de trabajo conjunto.
Una relación de hermandad cinematográfica
Michael B. Jordan comenzó reconociendo la complicidad casi telepática que ha desarrollado con Coogler.
“La comunicación entre nosotros ha crecido muchísimo, especialmente a posteriori de que dirigí mi primer filme. Ahora entiendo con más empatía lo que él vive como director día a día, los múltiples roles que debe hacerse cargo, el estrés que conlleva liderar un esquema así”, señaló.
En “Pecadores”, Jordan no solo protagoniza sino que todavía funge como una especie de “segunda inspección” en el set, apoyando a Coogler en la ejecución diaria.
Por su parte, Ryan Coogler habló con humildad sobre esta dinámica, alejándose de cualquier ademán condescendiente.
“Nunca le restregué en la cara lo duro que es dirigir”, dijo entre risas, recordando cómo Jordan, mientras filmaba Creed III, tenía que soportar golpes como actor y luego revisar tomas como director.
“Lo admiro porque, por otra parte de su talento, Mike es una persona amable, enfocada en el trabajo y orientada a la grupo. Eso se nota en el medio ambiente del set: su trato con el equipo técnico, su disposición con los asistentes, su liderazgo silencioso pero persuasivo”, dijo.
Un rodaje cargado de respeto y comunidad
Uno de los temas más recurrentes en la conversación fue el medio ambiente colaborativo que Coogler genera en sus producciones.
Según Jordan, ese clima comienza desde la cima: “Ryan crea un espacio donde la bondad es la norma. Cuando el número uno en el llamado diario —en este caso, 1A y 1B— establece el tono, todos lo siguen. En Pecadores, nadie acrecentamiento la voz, nadie menosprecia a un asistente. Todos somos parte del mismo barco”.
Esta filosofía todavía fue reafirmada por el actor Omar Benson Miller, quien describió el set como el más “igualitario” en el que ha trabajado.
“Ryan conoce el nombre de cada persona del equipo, te besalamano preguntando cómo estuvo tu fin de semana. Eso no es popular en esta industria. Te hace reparar trillado, valorado, esencial”, comentó con visible emoción.
Jayme Lawson, otra de las actrices del índice, añadió: “Ryan no dirige desde el ego. Comparte su visión, pero todavía nos permite traer nuestras historias al set. Es un proceso verdaderamente colaborativo. Yo iba al set incluso cuando no me tocaba filmar, solo por el placer de ver cómo trabajaba”.
Una historia de coito, muerte y raíces
Aunque Pecadores pertenece al variedad inexistente, con vampiros y criaturas que beben tanto de la civilización afroamericana como de la mitología gótica, en el fondo es una historia profundamente humana.
Coogler ha tejido una rumor sobre redención, coito y comunidad, situada en un círculo que parece arrancado de un sueño húmedo y agitado: el sur profundo de Estados Unidos, con su manto vegetal exuberante y su historia cargada de cicatrices.
Jordan interpreta a los hermanos mancuernas Smoke y a Stack, en Smoke hay un hombre perseguido por su pasado que regresa a su tierra procedente, donde se reencuentra con Annie, interpretada por Wunmi Mosaku.
La relación entre entreambos, según Mosaku, está anclada en un entorno casi mágico: “El taller de Annie es como un santuario, satisfecho de detalles: humo saliendo de las tablas del carretera, velas encendidas, libros de hechizos con telarañas reales. Todo eso contribuye a la intimidad y conexión entre los personajes”.
Coogler confesó que su intención era retratar no solo el misticismo del ocasión, sino todavía su belleza natural.
“Los pussy willows flotando en el clima cuando Smoke aparece… todo fue diseñado para ilustrar la poesía de ese momento”, explicó.

PECADORES Tráiler Gachupin Latino (2025) Michael B. Jordan
La complejidad de los “villanos”
Otro de los puntos destacados fue la interpretación de Jack O’Connell como Remmick, un adversario que rehúye del cliché del inculto malvado.
“No creo que Remmick se vea a sí mismo como un inculto”, explicó O’Connell.
“Para él, morder a alguno es una forma de coito constante. Claro, lo hacemos por el camino difícil, pero su motivación es sincera. Hay una riqueza cultural en estos personajes que me fascinó”.
Ese enfoque humano de la maldad, donde los personajes están motivados por heridas pasadas o por un deseo de pertenencia, es parte esencial del cine de Coogler. Como en sus trabajos anteriores, el director se empeña en mostrar las múltiples caras de cada historia, evitando juicios fáciles.
Una inspección multicultural desde lo inexistente
Li Li, quien interpreta a una mujer chinoamericana del Delta del Mississippi, resaltó la profundidad histórica del guion.
“No sabía que había comunidades chinas tan integradas en esa zona en los abriles 40 y 50. Aprendí que eran los únicos que podían tener tiendas abiertas para blancos y negros, pero todavía sufrían mucho racismo. El personaje que interpreto tiene un acento sureño muy impresionado, basado en una mujer vivo citación Frieda Kwan”, explicó.
Coogler, fiel a su estilo, no presenta esa inclusión cultural como un “semblante de diferencia”, sino como una exigencia novelística y histórica. Como mencionó la moderadora Jacqueline Coley, el director proxenetismo cada civilización representada con reverencia, atención al detalle y una sobresaliente sensibilidad.
Coogler y Jordan, dos autores de una misma visión
“Pecadores” no es solo una película de movimiento ni una rumor romántica ni una obra de terror: es todas esas cosas a la vez, envueltas en una estética hipnótica y una puesta en espectáculo meticulosa. Pero lo que verdaderamente la eleva es el corazón con el que ha sido hecha. Un corazón que late al ritmo de la colaboración entre dos artistas que ya no necesitan palabras para entenderse.
Jordan lo dijo mejor que nadie: “No puedo explicar la comunicación no verbal que tenemos Ryan y yo. Pero sé que está ahí. Y con cada esquema, se hace más cachas”.
Con “Pecadores”, esa conexión se transforma en una obra potente, emotiva y profundamente significativa.
Es una película que demuestra, una vez más, que el cine puede ser tanto un espejo como un altar: donde nos vemos reflejados y, al mismo tiempo, donde honramos nuestras historias.