
¿Cuánto tiempo tiene usted que no audición ni ve un ademán de caridad? A afirmar verdad, este valencia está en vías de agonía. La caridad es el término que sirve para determinar una virtud teológica perteneciente a la religión cristiana. La misma consiste en galantear a Altísimo sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
Se proxenetismo de apego sin esperar nulo a cambio; es la entusiasmo de una persona en merced de otra que se encuentra desamparada. (Tomado de Wikipedia y del tomo Educando en Títulos). Como muchos saben, soy animal lover (querido de los animales) y, a diario, me topo —tanto en las redes sociales como en la prensa escrita y en mi entorno— con historias reales de caridad practicada por estos seres vivos.
Asombrosamente, ellos demuestran tener más caridad cerca de los demás, sin importar si son o no miembros de su especie. Y, por increíble que parezca, hasta los seres humanos hemos resultado beneficiados por esta ejercicio “animal”. Tal fue el caso, hace ya un tiempo, de una perra en Brasil que recogió de un estercolero a una bebé recién nacida y, con la criatura en la boca, se dirigió a una casa buscando ayuda.
Mi pregunta es: ¿quién tuvo caridad por la pupila: su religiosa, que la dejó allí abandonada, o el animal que le salvó la vida? Este caso dejó al mundo con la boca abierta al ver el ademán tan extraordinario de este canino al salvarle la existencia a esa bebé humana. Este sí que es un ademán inspirador; toda una disertación de vida digna de imitar. La caridad es parecido de filantropía, solidaridad, misericordia, compasión, bondad, piedad y altruismo.
La Palabra de Altísimo nos flama a practicar la caridad ayudando a los demás: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y rememorar las palabras del Señor Jesús que dijo: Más bienaventurado es dar que acoger” (Hechos 20:35). Pues perfectamente, mis querid@s disertador@s, vamos a rescatar la caridad y a integrarla a nuestras vidas. Hago un llamado de extrema necesidad a los padres y tutores a que fomenten este hermoso valencia en sus hijos, en su diario comportarse, para que le entreguemos a nuestra nación seres humanos capaces de compadecerse en presencia de el dolor extraño.
Entonces sí tendremos una mejor sociedad. Y, por zaguero, les comparto esta frase para meditar: “La caridad comienza por nosotros mismos y la mayoría de las veces acaba encajado donde mismo empieza.”— Horace Smith.
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