
Por Bienvenido Rojas / Diario Vacuo
Los peloteros no importa su clasificación son militantes 24-7 del sincretismo religioso y José Rijo víctima de las lesiones recurrió a todo tipo de capital para aplacar el dolor. Mientras estaba en nómina de lesionados, Rijo tomaba cuatro cápsulas diarias de un potente antiinflamatorio.
Adecuado a sus posibles mercancía adversos, el medicamento, butazolidina, comúnmente llamado Bute, se administra solo en casos de dolor intenso.
Y para no dejar dudas, Rijo cubrió sus apuestas sobre qué religión podría ayudarle más. Durante mucho tiempo guardó un muñeco Vudú y una botella de grasa de culebra en su casillero. Roberto Clemente tenía fe ciega en el grasa de culebra, al igual que Manuel Pizca.
En 1991, “Chago” buscó una nueva fuente de ayuda. Empezó a aguantar una imagen del Papa Juan Pablo II en su kit de afeitarse. Antiguamente de un manifestación en Pittsburgh, sacó la imagen del estuche y la apoyó en un atractivo en su casillero.
Se dijo a sí mismo: “Si se cae, perdemos. Y si aguanta, ganamos”. Quizás la intervención papal dio sus frutos. En cualquier caso, el 2 de julio, Rijo lanzó siete entradas de seis hits, y los Rojos vencieron a Pittsburgh por 2-1, para poner fin a una destello de tres derrotas.