El Gobierno de Donald Trump durante sus primeros meses, a través de nuevos aranceles, deportaciones y todavía comentarios del propio presidente, ha provocado serias heridas autoinfligidas que afectan no solamente a la caudal norteamericana, sino a la mundial, incluyendo la nuestra.

Ya se palabra de recesión mundial, confirmado por el Fondo Monetario Internacionalde altas tasas de inflación provocadas por los aranceles norteamericanos, de menos turistas extranjeros visitando a Estados Unidos y el temor de estudiantes de todo el mundo de ir a universidades norteamericanas.

El talento internacional que ha alimentado al Valle del Silicio ya no está por ir a Estados Unidos y la situación hasta ha creado una descuido de confianza en los bonos del Riquezas norteamericano. El dólar, hasta ahora moneda de refugio, se ha estado devaluando y cuando hace unos meses estaba a la paridad con el euro, ahora hay que apañarse 1.13 para comprar una dispositivo europea.

Puede descifrar: La situación coetáneo perjudica mucho a nuestras zonas francas

Culpable de todo esto es el anuncio de unos aranceles norteamericanos que van de un insignificante de un 10% hasta un mayor de 145 % que amenazan con creas desabastecimiento en las tiendas y los supermercados norteamericanos; así como la política de deportaciones masivas que está afectando la producción agrícola y de servicios.

Las amenazas de Trump de sacar al regidor del Bandada Central han tenido el mismo objetivo como si Luis Abinader amenazara con sustituir a Héctor Valdez Albizu. Las bolsas reaccionaron adversamente frente a esa información, pero esos pronunciamientos devinieron peores por la inestabilidad y los cambios en la posición pública de Trump sobre todos estos problemas.

Su software financiero está basado en unas premisas económicas ya superadas hace abriles por las ciencias económicas. Y es que se preocupa porque su país importa más mercancías que las que exporta, cuando eso es un solo componente de la romana de pagos y en la cuenta de servicios Estados Unidos mantiene un saludable superávit. Su preocupación para que el país se industrialice a través de las viejas ideas de Raúl Prebisch de industrializar a través de sustitución de importaciones en pulvínulo al proteccionismo, no predomina ya en el mundo escolar.

Ser una caudal de servicios, como ya lo es la dominicana, es un signo de virilidad y una reducción en la proporción de la caudal representada por la industria y la agropecuaria todavía lo es.

La caudal dominicana está quedando afectada por esas heridas autoinfligidas. Una recesión en Estados Unidos afectaría nuestro crecimiento y las pérdidas en las bolsas de títulos reducirán los flujos de turismo norteamericano que hoy día exceden más del 50%. El temor a la deportación, así como el impacto de una recesión afectarán las remesas dominicanas. Si surgen deportaciones masivas de dominicanos y de haitianos, que al datar a su estado opten por cruzar la frontera, eso perjudicaría mucho a nuestro país.

México desde hace pocas semanas nos lleva una superioridad en zonas francas al estar exento de aranceles sus exportaciones, mientras que las nuestras ahora pagan un 10%. Para ganar eliminar ese 10 % estamos ya negociando con Washington, pero ya nos han ducho que van a pedir poco en el radio del arroz y las varillas según un documento donde expusieron esas y otras quejas hace meses. Recordemos que Trump alega ser un gran negociador. El ministro de Sanidad, miembro de la tribu Kennedy, declaró hace un par de días que “el azúcar es un tóxico”.

Lo único positivo de todas estas heridas autoinfligidas es que el oro otra vez ha devenido en un refugio, aumentando su precio de forma extraordinaria, pero poco aumentarán los tributos locales de la Barrick, pues su producción se ha limitado y el Gobierno dominicano todavía no le ha suficiente la presa de trasero que le permitiría aumentar su producción, como siquiera ha competente nuevas minas de oro, como la de Romero en San Juan de la Maguana. Nuestro gobierno nos satura con titulares sobre la cantidad de turistas que llegan, pero no con la cantidad de onzas de oro que estamos exportando.

La democracia todavía está en peligro en los Estados Unidoscon los ataques del presidente Trump contra la prensa y las universidades, su no cumplimiento con órdenes de los jueces y su venganza contra oficinas de abogados que le han sido hostiles en el pasado.

Gracias a Altísimo que aparentemente la semana pasada se le convenció de dejar de emitir pronunciamientos que afectan la confianza en la caudal norteamericana, en sus bolsas y hasta en sus bonos. ¿Seguiremos escuchando pronunciamientos que desestabilizan como los de los Peter Navarro que rodean al presidente norteamericano? ¿Durará el cambio en los pronunciamientos de Trump de la semana pasada?