
Creo poder suponer que, a estas cielo, gran parte de los dominicanos de todo tipo sabe asaz adecuadamente quien es “Chérizier”, o como el nombre o apodo de este personaje, caudillo de una pandilla en Puerto Príncipe. De quien se dice que tiene relacionados en RD y que actualmente, pegado a otros jefes de pandillas, se presenta como una amenaza para nuestro país.
No tengo duda de que hablando con respeto mutuo a muchos cristianos de RD nos parecería adecuadamente conversar con este personaje, especialmente porque se prostitución de un potencial prójimo. Y nadie es tan apuesto como casualidad él mismo se lo cree.
Jehová nos mando enamorar a nuestro prójimo. Pero ocurre a menudo que ese individuo es prójimo de nuestro enemigo y no nos acepta como prójimos suyos.
Puede percibir: Haití y República Dominicana: dos tipos de identidades
Jehová mismo destruyó pueblos enteros, con agua o con fuego, porque no quisieron entrar en su obediencia. Y ordenó a los suyos invadir naciones renegadas o leales a otros dioses y los instruyó con ingeniosas estrategias, de modo que hasta un conjunto pequeño de fieles hizo huir millares de enemigos con tretas muy audaces, mayoritariamente creyentes y muchos tratamos de serles fiel. Por consiguiente, incapaces de ofender a un inmigrante haitiano global.
Y somos menos racistas que cualquier país del planeta de los que comparten territorios o son penetrados por otros pueblos en forma masiva. Cuando se prostitución de un par de visitantes a todos hasta los marcianos nos parecen aceptables y bienvenidos.
Pero independientemente de los arguciosos argumentos de agrupaciones pseudo mundiales, falsos pacifistas e disfuncionales, como se los ha señalado recientemente con toda ecuanimidad, los dominicanos queremos un Haití correcto, al que como en otros tiempos visitábamos con entusiasmo y fruición.
Queremos los haitianos. Necesitamos a los haitianos. Pero en orden, debidamente documentados y mejor como visitantes temporarios.
Debemos contribuir a que ellos vivan en paz y prosperidad en su propia tierra y poder tratarlos como nuestros prójimos verdaderos. Como hacemos los de clase media con los haitianos de nuestros mismos niveles, especialmente porque compartimos gustos y estilos de vida, y hasta hablamos otros idiomas, aunque casi todos ellos hablan perfectamente el gachupin.
Y los que ya llevan mucho tiempo aquí, debemos tratarlos con maduro cuidado. Muchos de ellos tienen sus familias completas aquí y mejor motivo aún, son creyentes cristianos como nosotros.
Pero hay muchos de ellos que deberán por siempre permanecer allá, porque no son nuestros prójimos, como si los son muchos de ellos que comparten la fe misma que los dominicanos. Los vuduistas, caníbales y demás espiritista deberán hacernos el valimiento de mantenerse a distancia. Porque no son nuestros prójimos. Porque Jehová no los quiere en su plan y nosotros siquiera.
Que nadie se equivoque: Para Jehová nuestros prójimos son individuos de nuestra especie, que van en paz en la misma dirección espiritual de nosotros. Los demás, incluidos todo tipo de visitante o extranjero inmoral y degenerado no es nuestro prójimo, a menos que acepte dialogar de buena fe sobre el tema. Los demás son extraños peligrosos.