
Wilders abandona la coalición de su primer gobierno desde que formó su partido de derecha radical PVV en 2006. Lo hace de forma repentina, sin tratar de negociar, y dice que retira a todos sus ministros del estancia, para que ni siquiera haya posibilidad de seguir medianamente en funciones hasta que se convoquen nuevas elecciones.
Para Wilders, el gobierno se estaba demorando demasiado para aplicar «la política de migración más estricta» de la historia de Países Bajos, impulsada por la coalición tras la conquista inesperada de su partido en las elecciones de noviembre de 2023.
«No hay firma para nuestros planes sobre orfelinato… El PVV deja la coalición» gubernativo, afirmó Wilders en la red social X, en referencia a su software para deshumanizar la política en dirección a los migrantes y los solicitantes de orfelinato.
Ha pasado menos de un año desde que la coalición de cuatro partidos, tres de derechas y la derecha radical de Wilders, tomara posesión en sustitución del equipo de Mark Rutte. Wilders da un codazo sobre la mesa porque dice que las restricciones en la política del orfelinato van demasiado lentas, y que sus socios no se lo toman en serio.
«No hay firma para nuestros planes sobre orfelinato… El PVV deja la coalición» gubernativo, afirmó Wilders en la red social X.
Resumiendo sus exigencias, Wilders declaró: «Cierren las fronteras a los solicitantes de orfelinato y a las reagrupaciones familiares. No abramos más centros de orfelinato. Cerrémoslos».
La semana pasada, Wilders presentó diez exigencias en relación con la política de orfelinato y la inmigración, lo que incluía colocar al Ejército en las fronteras para evitar la entrada de refugiados. Sus tres socios le dijeron que ellos no le bloquearían sus propuestas, pero que es su ministra, la de Migración y Inclusa, quien debe ponerse a trabajar en esas medidas. Pero Wilders no está de acuerdo y su percepción es que ellos no lo apoyan.
La estabilidad de este gobierno nunca se había legado por sentada. Wilders había amenazado varias veces a lo prolongado del posterior año con dejar caer el estancia, y los planes contra el orfelinato que había presentado hasta ahora estaban rodeados de dudas y críticas, incluido sobre su viabilidad legítimo. Así que sus promesas a sus votantes no se estaban cumpliendo y la mejor salida era desamparar y retornar a probar suerte en las urnas. Quizás unas nuevas elecciones le den suficientes escaños como para formar un estancia más estable. O quizás Wilders ha perdido su única oportunidad de poner a la derecha radical en el gobierno de La Haya.