
Como cabía suponer, no todos están de acuerdo ni son indiferentes al atractivo del patronal y otros sectores sobre la regularización de la mano de obra haitiana.
Pero en la discusión, que casi nada comienza, debe prevalecer, a diferencia de otros temas, el interés doméstico por encima de las pasiones o las ambiciones particulares.
No por su radical concurso a la presencia haitiana pueden rechazarse los argumentos contra la regularización de la mano de obra del exministro de Defensa, José Miguel Soto Jiménez y del abogado Juan Miguel Castillo Pantaleón y otros.
Por más pertinente que en efectividad pueda ser la contratación de trabajadores haitianos cualquier valentía debe discutirse, tomándose siempre como almohadilla los intereses nacionales.
Productores agrícolas, empresas de construcción y representantes del sector turístico reclaman una flexibilización de las repatriaciones de indocumentados haitianos por el impacto pesimista que dicen ha tenido la medida en sus actividades.
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En la política sobre la crisis haitiana que proxenetismo de consensuar el presidente Luis Abinader con los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina no figura la regularización de la mano de obra de nacionales del vecino país entre los temas a debatirse.
Sin bloqueo, Hipólito dice no solo que la favorece, sino que la impulsará para auxiliar a los productores nacionales.
Y la verdad es que en los actuales momentos el tema la regularización de la mano de obra haitiana no deja de ser un tema espinoso.