
Para muchos expertos, la promesa del secretario de Vigor, Robert F. Kennedy Jr.de “aupar el telón” para encontrar las causas del autismo en unos pocos meses es estridente e irrealista.
“Prácticamente toda la evidencia en el campo sugiere que, cualesquiera que sean las causas del autismo y habrá muchas de ellas, no una sola, todas afectan la forma en que se desarrolla el cerebro fetal”, afirmó David Amaral del Instituto MIND de la Universidad de California.
Esto se debe a que parece tener lugar por parada décadas de investigación científica que vinculan en torno a de 200 genes que intervienen en el trastorno.
Descifrar todavía: Robert Kennedy Jr. planifica tener respuestas sobre las causas del autismo para septiembre
“Si correctamente es posible que no veamos las conductas asociadas con el autismo hasta que un párvulo tenga dos o tres primaveras, los cambios biológicos ya han ocurrido”, expresó.
Kennedy anunció el miércoles que los Institutos Nacionales de Vigor (NIH, por sus siglas en inglés) crearían una nueva almohadilla de datos “para descubrir las causas fundamentales del autismo y otras enfermedades crónicas” al fusionar reclamaciones de seguros de Medicaid y Medicare con registros médicos electrónicos y otros datos.
Mencionó el aumento de las tasas de autismo como prueba de que existe una avenida de una “enfermedad prevenible” causada por algún tipo de exposición ambiental y ha prometido revelar “algunas de las respuestas en septiembre”.
¿Qué es el autismo?
El autismo no se considera una enfermedad, es un trastorno cerebral confuso que afecta a diferentes personas de diferentes maneras.
Los síntomas varían ampliamente, algunas personas con autismo profundo no se expresan verbalmente y tienen importantes discapacidades intelectuales.
Otras muestran posesiones mucho más leves, como dificultad con las habilidades sociales y emocionales.
Las tasas de autismo van en aumento, no entre los casos profundos, sino en los más leves, señaló la experta en autismo Helen Tager-Flusberg de la Universidad de Boston.
Eso se debe a que los médicos aprendieron gradualmente que los síntomas más leves forman parte del espectro autista, lo que produjo cambios en las pautas de diagnosis y habilidades para los servicios educativos a finales de los primaveras 90 y principios de los 2000, comentó.
¿Cuál es el estado de la investigación sobre el autismo?
El vínculo entre los genes y el autismo se remonta a estudios de broches, realizados hace décadas. Algunos factores son variantes genéticas raras transmitidas de uno de los padres a su hijo, incluso si aquél no muestra signos del trastorno.
Pero ese no es el único tipo. A medida que el cerebro se desarrolla, las células que se dividen rápidamente pueden cometer errores que pueden producir mutaciones en solo un tipo de célula o en una parte del cerebro, explicó Amaral.
Las pruebas no invasivas pueden detectar diferencias en los patrones de actividad cerebral en bebés que no serán diagnosticados con autismo sino hasta mucho más tarde, cuando los síntomas se hagan evidentes, dijo.
Ese tipo de cambios provienen de alteraciones en la estructura del cerebro o su circuito neuronal, y para entenderlos, es necesario estudiar tejido cerebral que solo está habitable luego de la crimen, señaló Amaral, director verificado de una colaboración de bancos de cerebros denominada Autism BrainNet.
El lado, financiado por la Fundación Simons, una ordenamiento sin fines de utilidad, ha recolectado más de 400 cerebros donados, aproximadamente la centro de ellos, de personas con autismo y el resto para comparación.
¿Qué hay de los posesiones ambientales?
Los investigadores han identificado otros factores que pueden interactuar con la vulnerabilidad genética para aumentar el peligro de autismo.
Entre ellos está la época del padre de un párvulo, si la mama tuvo ciertos problemas de sanidad durante el entorpercimiento, como diabetes, el uso de ciertos medicamentos durante la embarazo y el partida prematuro.
Todas las preocupaciones de que las vacunas contra el sarampión pudieran estar vinculadas al autismo han sido desacreditadas desde hace tiempo, enfatizó Tager-Flusberg, quien lidera una nueva Coalición de Científicos del Autismo que rechaza las declaraciones erróneas del gobierno sobre ese trastorno.
Saco de fechas de Kennedy
Estados Unidos, con su fragmentado sistema de sanidad, nunca tendrá el tipo de seguimiento médico detallado que está habitable en países como Dinamarca y Noruega, que cuentan con sistemas de sanidad nacionales donde la investigación muestra aumentos similares en los diagnósticos de autismo y ningún ejecutor ambiental culpable.
Los expertos dicen que la almohadilla de datos planificada por Kennedy no es adecuada para descubrir las causas del autismo, en parte porque no hay información sobre genética.
Pero los investigadores han utilizado durante mucho tiempo las reclamaciones de seguros y datos similares para estudiar otras preguntas importantes, como el entrada a servicios especializados para el autismo.
Y los NIH dijeron que la almohadilla de datos que se creará será útil para realizar estudios centrados en el entrada a la atención, la efectividad del tratamiento y otras tendencias.