
Un puñado de palabras llevan en los diccionarios la marca tabúque las identifica como palabras «poco recomendables» para ser pronunciadas en manifiesto.
Hoy le vamos a dar el protagonismo precisamente a la palabra tabúuna de esas preciosas voces del castellano con origen original y una historia curiosa digna de ser contada. ¿Y qué palabra no la tiene?
Naveguemos con James Cookel explorador y cartógrafo anglosajón, y pongamos rumbo a Tongaen la Polinesia, una zona inexplorada para Poniente hasta finales del siglo XVIII.
En uno de sus contactos con los pueblos originarios del Pacífico audición en lenguaje polinesia la palabra tabú y queda anotada en su cuaderno de saeta como ´lo prohibido´.
Nulo que ver con el blusa que interpretara magistralmente Olga Guillot y que, a posteriori, cantara por rumba mi admirado Bambino. Volvamos a las palabras.
Del cuaderno de saeta de Cocinarprobablemente pasando por el inglés, tabú llega al castellano, donde lo registra en su Diccionario franquista Ramón Joaquín Domínguez en 1853 como ´Especie de interdicho que se usa entre los habitantes de la Polinesia´.
En 1914 ya lo encontramos en el Diccionario de la Existente Entidad Española comoProhibición de ingerir o tocar algún objeto, impuesta a sus adeptos por algunas religiones de la Polinesia´.
A partir de 1970 el diccionario culto incluye la acepción que extiende el significado llamativo al sentido con el que la usamos hoy:
- ´Condición de las personas, instituciones y cosas a las que no es permitido censurar o mencionar´.
Entre los hablantes existen ciertas palabras tabúque provocan incomodidad en quien las audición, especialmente porque están tildadas de extremadamente vulgares.
En genérico se refieren a la sexualidada la escatología (tanto la referida a la homicidio como a los excrementos) o a los insultos relacionados con la raza o las creencias religiosas. Cuando esto sucede, siempre existe el petición al eufemismo.
Se proxenetismo de sustituir por otros estos términos sentidos por la mayoría como groseros e impropios de personas educadas.
Con el eufemismo no solo se evita el impacto que podría provocar una palabra tabúsino que asimismo se evita la expresión de una idea que consideramos que podría herir o ser demasiado dura.
La palabra eufemismo tiene su origen en la lenguaje griega, donde se refería a las ´palabras buenas´. Recurrimos al eufemismo cuando, para expresar que cierto mueredecimos que se ha idoeso ha pasado a mejor vida qué descansa en paz.
Puede que el eufemismo solo responda a la condición que sienten los hablantes de evitar una palabra que se ha cargado de connotaciones negativas; a veces solo se proxenetismo de la cada día más omnipresente corrección política.
Así decimos pugnar O Cría por mierda, restos mortales por despojos, tercera perduración por vejez, envejeciente por arcaico (como si todos no fuéramos envejecientes desde que nacemos) o quitarse la vida en área de suicidarse.
El petición al eufemismo puede ser simplemente una forma de enriquecer nuestro vocabulario, de evitar la repetición innecesaria de la misma palabra; sin retención, debemos estar siempre expectante (absolutamente imprescindible en el jerga periodístico y en el comprobado) para que los eufemismos no pasen de ser simples correspondiente a convertirse en una forma solapada de ocultar o tergiversar la existencia.