Las chinches son más que una molestia moderna. Una nueva investigación muestra que han estado con nosotros desde que los humanos comenzaron a proceder en cuevas hace unos 60,000 abriles. Eso los hace posiblemente las primeras plagas domésticas de la historia humana.

El estudio, publicado en Cartas de biologíaexaminó la historia genética de dos tipos de chinches. Uno vivía en los murciélagos, y el otro seguía a los humanos. Ambas poblaciones se encogieron durante la última permanencia de hielo, pero solo los insectos adaptados a los humanos se recuperaron.

A medida que los humanos comenzaron a ponerse al día y formar asentamientos permanentes hace unos 12,000 abriles, las chinches encontraron el circunstancia valentísimo para prosperar. Su población creció adyacente con el surgimiento de las primeras ciudades como Mesopotamia. Esa dirección de tiempo los convierte en plagas mayores que incluso ratas o cucarachas en espacios domésticos.

“Había chinches que vivían en las cuevas con estos humanos, y cuando se mudaron, tomaron un subconjunto de la población con ellos”. dijo Warren Boothcoautor del estudio y profesor asociado de entomología urbana en Virginia Tech. Esto explica por qué los insectos seguidos por los humanos muestran menos variedad genética que sus parientes asociados a los murciélagos.

Los investigadores se centraron en el “tamaño efectivo de la población”, un término que se refiere al número de personas que contribuyen a las generaciones futuras. Estos datos ayudaron al equipo a rastrear cómo las poblaciones de chinches aumentaron y cayeron adyacente a la historia humana. Los errores que eligieron a los humanos se adaptaron aceptablemente y ahora se encuentran en todo el mundo.

El autor principal, Lindsay Miles, dijo que la investigación ofrece una visión más clara de cómo las plagas han evolucionado en un paso cercano con nosotros. Todavía plantea preguntas sobre otros animales que pueden deber realizado transiciones similares de la vida salvaje a la urbana.

Hoy, las chinches viven en muebles, paredes y ropa de cama, alimentándose de matanza humana. Siguen siendo difíciles de eliminar y fáciles de extender. Su larga relación con los humanos muestra lo difícil que puede ser escapar completamente de una plaga una vez que se ha adaptado a la vida a nuestro costado.