Fieles y curiosos descubrieron este domingo la tumba del papa Francisco en Romatras la multitudinaria despedida de la víspera y cuando una pregunta sobrevuela la Ciudad Eterna: ¿Quién sustituirá al primer pontífice hispanoamericano?

La data del cónclave para escoger a su sucesor podría conocerse el lunes tras una nueva reunión de cardenales. La grado eclesiástica insistió siempre en que esperaría a las funerales del jesuita argentino antaño de convocarlo.

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A la paciencia de ese momento crucial para la Iglesia católica, cientos de personas hicieron nalgas desde primera hora de la mañana de este domingo para descubrir la tumba de Francisco, en la alcázar de Santa María la Decano de Roma.

Tatiana Alva, una peruana de 49 primaveras, residente en Canadá, no pudo contener las lágrimas al verla: “Era una figura tan importante por el mensaje que intentaba transmitir, por su dedicación a los pobres, a los abandonados, a los olvidados”.

Entre las 400.000 personas que participaron el sábado de su adiós por las calles de Roma y en el Vaticano, figuraban muchos jóvenes que habían viajado a Italia para la aplazada canonización de Carlo Acutis, el primer santo milenial.

“Me hubiera gustado verlo en la vida efectivo, pero esto incluso ha sido específico. Me alegra estar cerca de él, un papa que ayudó a todo el mundo”, dice Julia Graf, una adolescente austríaca de 13 primaveras.

La sepultura del 266º sumo pontífice es un refleja de la imagen de sencillez que quiso dar en vida.

Está situada en un supletorio del templo del siglo V, en un antiguo armario para candelabros, entre dos confesionarios.

“Franciscus”, su nombre de papa en latín, es la única inscripción en la losa de mármol, procedente de la región italiana de sus abuelos. Una copia de la cruz del “buen pastor”, que siempre lucía en el pecho, completa el conjunto.