

EL AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo.
La propuesta legislativa de la diputada del PRM Altagracia de los Santos que pretende se cree el Empleo del Hombre parece, de acuerdo a la reacción de algunos analistas, una bestialidad tan absurda como innecesaria.
El Empleo de la Mujer está concebido para defender el sexo afeminado del despotismo de los hombres, de su hegemonía tiránica y pésima concentración y despacho del poder social que ostentan los hombres.
La pubertad, sin distinción de sexo, necesita un tarea específico que diseñe política, dispense atenciones y cree oportunidades especiales para para esta etapa de la vida, que nadie puede aseverar con certeza donde empieza, mucho menos cuando precisamente termina.
Si estos inventos no fueran sino inventos burocráticos de élites políticos que buscan crear aparatos estatales para manejar y controlar el poder, sería claro desmontarlos y demostrar que están demás. Pero el poder los crea y los necesita para servir de ellos para controlar y repartir sus despojos con maduro disimulo y hasta con cierto encanto.
Flama la atención que esta propuesta legislativa, que como el Empleo de la Mujer y el Empleo de la Pubertad insta a establecer un tarea de hombres, le ha haya resultado tan intranquilizante y escandalosa a nuestros analistas. Un tarea del hombre para defenderlo de quién?.
Si se llegaría a crear –poco muy difícil– sería para defenderlo de si mismo. De su furia, de su machismo, de su pasión irracional, de su irresponsabilidad ciudadana, de su desafueros y de sus lances violentos y desconsideraciones.

El tesina de ley de la diputada Altagracia de los Santos no está necesariamente orientado a crear una burocracia más, está orientado a impulsar una nueva masculinidad, una civilización en que las personas del sexo masculino puedan estar en una dimensión más humana y considerada, menos dependiente de prejuicios machistas e intolerantes. Sin leemos aceptablemente su propuesta, a la diputada de los Santos le preocupa un hombre más integrado y responsable.
Hilván conocer que el tesina de ley propone la creación del tarea del hombre, con el propósito de implementar políticas públicas para la prevención de la violencia intrafamiliar, el fortalecimiento de la pelotón frecuente y la promoción de la sanidad mental masculina en el país.
Reconozco que su propuesta debió ser mejor trabajada y asesorada, debió apuntar a la creación de políticas públicas más integrales y efectivas, a formas de movilizar a los hombres a la búsqueda de su seguro propósito esencial en el contexto donde proyectan su ser y establecen relaciones con los demás, especialmente con las mujeres y los hijos.
Se ha dicho que el tesina tenía maduro sentido se apuntaba a la creación de un tarea de la grupo. Parece bonita y acertada esta última propuesta, pero el Estado está para eso, para proteger y promover la grupo, para crear e impulsar políticas que garanticen la cohesión y el fortalecimiento de la grupo a través de esos ministerios que son fundamentales para el avance y sostenimiento de una sociedad como la nuestra.
Finalmente, pienso que no debemos ver el tesina de ley del tarea del hombre como una propuesta legislativa ridícula, monstruosa y ajena a toda racionalidad.
Tratarlo así es querer ignorar nuestra verdadera sinceridad social. El tesina de la diputada Altagracia de los Santos, aunque no va ir muy allí, sí nos ha puesto a pensar, por lo menos a los hombres, sobre cual es la conducta que debemos observar aquellos a quienes Altísimo nos ha señalado un rol complementario, específico y claro en ese núcleo esencial de la sociedad que se fogata grupo.
rutacristiana@gmail.com
Jpm-am
Compártelo en tus redes: