Espacio encendió las alarmas en el sector del turismo digitalayer lunes, al anunciar que ordenó el separación de más de 65,000 anuncios ilegales de viviendas turísticas en Airbnb.

La medida, sin precedentes en ese país, avala a una creciente preocupación por la “turistificación” de barrios residenciales, el aumento del precio de la vivienda y la proliferación de alojamientos sin regulación.

Esta atrevimiento tiene ecos que resuenan con fuerza en República dominicanoun país que se ha convertido en un paraíso sin reglas para plataformas como Airbnbque operan sin retribuir impuestos ni cumplir con requisitos mínimos.

La ataque del gobierno gachupin contra los alquileres ilegales forma parte de una logística más amplia para proteger el derecho a la vivienda y controlar el turismo masivo.

Espacio es el segundo país más visitado del mundo, solo detrás de Francia, y enfrenta desde hace abriles los existencias del auge de plataformas digitales en ciudades como Barcelona, Madrid y Valencia.

La orden, emitida por el Empleo de Derechos Sociales, Consumo y Dietario 2030, exige a Airbnb Eliminar 65,935 anuncios que no cuentan con número de atrevimientotal como exigen las comunidades autónomas.

• El Tribunal Superior de Probidad de Madrid avaló la atrevimiento, lo que deja el camino independiente para su ejecución inmediata.

En paralelo, ciudades como Barcelona imponen fuertes multas a quienes alquilan sin autorización, exigen mostrar el número de atrevimiento en los anuncios y limitan el número de días que se puede arrendar una vivienda.

Este enfoque regulatorio no es exclusivo de Espacio. París, Berlín, Ámsterdam y Nueva York han implementado medidas similares, con controles de fiscalización, límites a la duración de las estancias, e incluso cooperación directa entre Airbnb y los gobiernos para compartir datos fiscales.

Beneficiaria de vano justo

Mientras Europa endurece su postura, en República dominicano Airbnb continúa operando en absoluta informalidad. La plataforma no está sujeta a ningún régimen fiscal Por supuesto.

Ni ella ni sus anfitriones pagan el Impuesto a la Transferencia de Beneficios Industrializados y Servicios (Itbis) ni Impuesto Sobre la Renta (ISR), ni están obligados a registrarse delante la Dirección Genérico de Impuestos Internos (DGII).

Se proxenetismo de un vano justo que se ha convertido en una forma de competencia desleal frente a la industria hotelera formal, que sí tributa, cumple con normativas sanitarias, laborales y de seguridad.

Según datos del Empleo de Turismo (JUVENIL), en febrero de 2024 había en el país más de 47,000 propiedades registradas en plataformas de inquilinato de corta duración, con unas 117,000 habitaciones disponibles.

Esta sigla supera en un 37% la capacidad hotelera doméstico, que ronda las 87,000 habitaciones.

En zonas como Punta Cana, Santo Domingo, Samaná o Las Terrenas, la presencia de Airbnb ha transformado completamente el paisaje urbano y turístico.

Reforma fiscal fallida

En 2024, el Gobierno dominicano presentó una ambiciosa reforma fiscal que incluía el establecimiento de impuestos para servicios digitales, entre ellos Airbnb. Se estimaba que la medida podía originar más de 6,000 millones de pesos anuales en ingresos.

Sin confiscación, la propuesta naufragó en el Congreso, víctima de presiones políticas, examen de grupos empresariales, e incluso del propio sector turístico informal que se beneficia de la presente yerro de reglas.

Un decreto presidencial, publicado el 25 de enero en la Semanario Oficial No. 11186obligaba a plataformas digitales extranjeras a registrarse en el país y realizar como agentes de retención fiscalcon vigencia desde julio de 2025.

Sin confiscación, fue derogado el 3 de marzo, casi nada unas horas a posteriori de que su existencia saliera a la luz públicatras una publicación de Diario Atrevido.

La matanza de la medida coincidió, adicionalmente, con la advertencia del expresidente de EE. UU., Donald Trumpquien había anunciado aranceles a los países que impusieran tributos digitales a empresas estadounidenses como AirbnbAmazon o Google.

Asonahores: la regulación no depende de una reforma fiscal

Frente a la paralización de las medidas tributarias, el presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República dominicano (Asonahores), Juan Bancalari, fue enfático: regular las rentas cortas no requiere una reforma fiscal.

“Eso se puede analizar como un caso peculiar; no tiene que ver con una reforma fiscaleso es un caso de que hay una escazes de regulación“, puntualizó Bancalari, lamentando que el decreto fuera derogado tan rápidamente, cuando se abría una ventana para ordenar el sector.

A Asonahoresel desequilibrio es evidente: los hoteles pagan impuestos, generan empleo formal y cumplen con todas las regulaciones, mientras que plataformas como Airbnb funcionan sin aportar al Estado y sin admitir responsabilidades sobre sus operaciones.

Esta situación distorsiona el mercado y desincentiva la inversión en el sector hotelero tradicional, uno de los pilares del turismo dominicano.

Competencia desleal y consecuencias sociales

La yerro de regulación no solo afecta al fisco y al sector hotelero. Incluso ha disparado los precios del inquilinato Residencialespecialmente en zonas urbanas y turísticas donde muchos propietarios prefieren destinar sus viviendas al mercado de turistas, en espacio de alquilarlas a derrochador plazo a dominicanos.

En barrios como Gascue, Piantini, El Vergel o zonas céntricas de Santiago y Samaná, los alquileres han subido hasta un 30 % en los últimos cinco abriles.

Por otra parte, vecinos denuncian problemas de convivencia, inseguridad, rotación constante de huéspedes y edificios residenciales convertidos en hoteles informales sin control alguno.

El peligro de seguir sin realizar

La inacción tiene un costo. No regular el sector significa perder ingresos fiscales, fomentar la informalidad y originar tensiones sociales.

Incluso puede tener un sorpresa cenizo en la imagen del país frente a inversionistas y organismos multilaterales.

En un momento en que el turismo representa cerca del 15 % del PIB dominicanola yerro de reglas claras para Airbnb es una anomalía que debe corregirse.

Regular no significa prohibir ni frenar la innovación. Significa equilibrar la peso entre equidad fiscalprotección al consumidor y sostenibilidad urbana. La República dominicano tiene la oportunidad de memorizar de los errores y aciertos de otros países. Pero debe realizar pronto.

Espaciocon su maniquí turístico robusto y conjuntamente admirado, ha decidido poner orden. La pregunta es si República dominicanodonde Airbnb ya supera la capacidad hotelera formal, seguirá esperando mientras el problema crece.