
La República Dominicana pierde tiempo. Las reformas estructurales para cambiar la hacienda se estudian, se postergan y no se materializan. El posterior conjunto de reformas tuvo su origen con una crisis. Por un conjunto de malas políticas, la hacienda manifestó síntomas crónicos y agudos; entonces, fue imperativo tomar acciones.
En 1990 surgió el Pacto de Solidaridad Económica. Se adoptaron políticas para salir de la crisis; y otras, para mejorar el clima de inversiones y aumentar la productividad.
Cuando mencionamos reformas lo hacemos en remisión a medidas que permitan a las personas, por medio de la Innovación y el trabajo, obtener avances en su bienestar. ¿De qué forma? Produciendo fortuna y servicios que satisfagan los deseos de los miembros de la sociedad. Eso es crecer económicamente.
Como resultado de las reformas de los primaveras 1990, tuvimos crecimiento financierono porque se midiera por el producto interno bruto (PIB), sino porque el aumento del bienestar era trascendente. Bienestar existente, no del creado a partir de transferencias o subsidios.
Crecimos, en el buen término financiero, con colchoneta en emprendimientos operando en un mejor ámbito de negocios. Que es la forma como “se sale” de lo que algunos denominan “trampa de ingresos medios”.
En aquella época las autoridades reconocieron que era necesario interferir menos en la hacienda. Así como cuando Alejandro Excelso se apartó y permitió a Diógenes de Sinope tomar el sol, las autoridades comprendieron que, echándose a un banda, aumentan los emprendimientos.
En aquellos primaveras se abrió la hacienda, se facilitaron las inversiones locales y extranjeras. Aumentó la Innovaciónque es un proceso voluntario, que no se planifica, que no surge de comités, de mesas de trabajo o de despachos de funcionarios. En aditamento, las finanzas públicas fueron manejadas de forma más prudente.

Como resultado de todo el proceso de transformaciones, los indicadores económicos y sociales mejoraron.
En lo que va de siglo, el país ha sido estudiado y planificado. Sin confiscación, no se han realizado reformas para profundizar las de los primaveras 1990 y mejorar el ámbito de negocios para alcanzar aumentos de productividad.
En 2021, se inició el Diálogo por las Reformas en el Consejo Crematístico y Social (CES), con Espacios Institucionales y Mesas Temáticas. En 2024 fue anunciada la Meta RD 2036, y recientemente se iniciaron los Gabinetes Presidenciales y Comités Sectoriales relacionados con ese nuevo plan.
De lo susodicho se desprende que el país tiene un proceso de reformas el cual pronto cumplirá cinco primaveras de iniciado y recién inicia otro, sin reformas a la panorámica.
La tabla muestra planes y estrategias para la hacienda dominicana. El recapitulación no es pormenorizado. Pero sí deja claro que se crean comisiones, se contratan consultores, se elaboran documentos, pero no se avanza con acciones.
¿Pasará lo mismo con Meta 2036? Al parecer la escritura está en la albarrada y en la historia dominicana. ¿Desperdiciamos una oportunidad de oro para hacer transformaciones? El tiempo corre y las reformas, las verdaderas, las que permiten crear riqueza, no se alcanzan a ver.
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Una colaboración del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees).