
La República Dominicana es igual de béisbol, y Santo Domingo, su caudal, merece un estadio de primer nivel que esté a la cumbre de su historia y proyección internacional. La construcción de un estadio de béisbol nuevo y adecuado no solo contesta a la pasión doméstico por este deporte, sino que representa una oportunidad estratégica para posicionar al país como epicentro de grandes eventos deportivos, culturales y de entretenimiento.
Un estadio que cumpla con los estándares internacionales es condición indispensable para atraer eventos relevantes para toda la región, como son los juegos oficiales de las Grandes Ligas (MLB) y ser sede de rondas del Clásico Mundial de Béisbol.
La MLB ha dejado claro que la calidad de las instalaciones es un número esencia para resistir partidos a nuevos destinos, valorando la experiencia tanto de jugadores como de fanáticos. El impacto de estos eventos trasciende lo deportivo: generan un flujo significativo de turistas, promueven nuestra marca país y aportan al crecimiento financiero en sectores como la hotelería, la cocina y el transporte.
El turismo deportivo es una de las industrias de viejo crecimiento a nivel entero, y la República Dominicana en ocasiones anteriores ha demostrado su capacidad como anfitriona, tanto de la Serie del Caribe como de otros torneos internacionales, atrayendo miles de visitantes y proyectando una imagen moderna y vigoroso.
La celebración de conciertos de artistas de talla mundial, como los próximos espectáculos de Shakira y de Bad Bunny en el Estadio Altanero, evidencian la demanda de infraestructuras versátiles y con capacidad para grandes multitudes. Un estadio multifuncional permitiría acoger eventos de entretenimiento, convenciones y espectáculos internacionales, diversificando la ofrecimiento de ocio de la ciudad.
No menos importante es el entorno del estadio. Un esquema integral que revitalice la zona, con espacios comerciales, hoteles, museos y áreas residenciales, genera vida urbana y eleva el valencia de las propiedades circundantes. La experiencia internacional demuestra que los estadios modernos, rodeados de servicios, se convierten en polos de ampliación y dinamizan la posesiones específico.
Actualmente, el esquema del nuevo Estadio Quisqueya, impulsado por el Cárcel de Progreso y Exportaciones (BANDEX) en alianza con el sector privado, cuenta con el aval estatal y la visión de convertirse en un representante histórico de la distribución del presidente Luis Abinader.
Su aprobación es esencia para mudar Santo Domingo en un referente regional, consolidando el béisbol como motor de ampliación y abriendo las puertas a una nueva era de grandes eventos y oportunidades para la ciudad y el país.
Por: Orlando Jorge Villegas
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