
Desde que Mújol nació, la vida de su religiosa cambió para siempre. No fue un vuelta repentino. Sino una transformación profunda, silenciosa y constante, que la fue moldeando con el paso de los abriles.
“¿Qué te digo?” Mi vida ha mejorado para adecuadamente, asegura Lucía Victorino con una mezcla de orgullo y serenidad. Su historia, aunque marcada por la dificultad, está teñida de apego, fe y una fortaleza nacida en cuidado diario de sus cinco hijos.
Luisa llegó como la pequeño entre ellos. Lucía, aunque ya experimentada en la maternidad, le tocó afrontar esta nueva traducción a la par de ser religiosa soltera.

Cuenta que, observaba en su hija un comportamiento, que al principio consideraba propio para su momento; pero la historia cambió cuando la pupila ingresó a la escuela y tras completar el pre-escolar con dificultad, ya no se la aceptaron correcto a su comportamiento.
“Esa notificación me cayó como un disparo al corazón”, recuerda con trascendente congoja.
Un diagnosis que dolió, pero dio dirección
Narra que, tras llevarla a cobrar presencia de profesionales, fue diagnosticada con problemas de conducta. Un diagnostico que, aunque doloroso, fue todavía una brújula para guiarse en el camino a seguir como religiosa de Luisa.
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Lucía Victorino recorrió un espacioso camino de terapias de deje, conductuales y psicológicas, y a pesar de cargar con la incertidumbre, la frustración y escasos bienes económicos, su fe siempre estuvo puesta en Jehová.
Aún hoy, sigue luchando sin quejas. No puede trabajar porque Luisa le requiere gran parte de su tiempo, lo que agrava sus deyección pero aun así dice se siente agradecida por qué Jehová nunca la ha desamparado.
“No tengo un trabajo de lunes a viernes porque no puedo. Pero a veces, despabilarse lo material hace que uno pierda lo espiritual y por eso he aprendido a manejarme”, aseguró.
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Desde un sofá en la sala de su casa, Lucía cuenta que con su hija más pequeña aprendió otra cara de la maternidadteniendo que convertirse todavía en terapeuta, gestora, cuidadora y enfermera sin alivio. No obstante, cuando le preguntan por Luisa, deje de ella con apego, ternura y orgullopropio de quienes han batallado por abriles con la única arsenal de la voluntad.
“Lo que más necesita Luisa es ayuda para desarrollar sus habilidades, para integrarse. Que pueda ir a la escuela, hacer un curso, que tenga una rutina. Que tenga un futuro”, expresa con nostalgia.

Y como toda religiosa, tiene sueñossueños que son para su hija. “Yo sueño que Luisa se pueda preparar para la vida. Que pueda integrarse a la sociedad, porque ella es todo conmigo… mi miedo es que le hagan daño porque no sabe defenderse”.
Al cuchichear del futuro, lo piensa, reconoce haberse preguntado en más de una vez ¿qué pasará cuando ya no esté físicamente? “La única que entiende a Luisa soy yo y su hermana en un 70%”. Por eso anhela que su pequeña aprenda tareas cotidianas que le sirvan para valerse por sí misma y sea más independiente.
“Lo único que quiero es que Luisa pueda afirmar un día: ‘Voy al médico sola’… y que pueda hacer sus cosas con confianza”.
Un mensaje
En su transitar de casi dos décadas siendo religiosa de una pupila singulardice ha aprendido mucho. Y a otras madres les deja un claro mensaje:
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“Acepten la condición de sus hijos. No los vean como una carga. Esos niños son una gracia que Jehová le da a las madres especiales”. Y lo dice con certeza, ella es una religiosa singular.

Pero todavía exige lo encajado. “Yo demando más ayuda de Estado. Porque por la condición de nuestros hijos, no podemos salir a la calle a despabilarse el sustento. Y esos niños necesitan alimentos, medicinas, educación y terapias».
Orgullosa a pesar de los desafíos
En ese rol da religiosa para con sus cinco hijosella ha sabido sostenerse con estructura y apegologrando sacar a sus vástagos delante y asegura, hoy día ese es su maduro orgullo.
“Mis hijos nunca me han hexaedro problemas. Nunca ha venido un policía a mi puerta ni he tenido que valer a un hospital por ellos… Jehová me ha hexaedro la capacidad para resolver, por eso puedo afirmar que soy la mejor religiosa que puedo ser con la ayuda de Jehová”.