

El autor es comunicador. Reside en Nueva York
Por LUIS M. GUZMÁN
Cada año, las costas de la República Dominicana y del Caribe se ven afectadas por la venida masiva de alga. Esta macroalga rojizo, si admisiblemente es parte natural del ecosistema marino, se ha vuelto una plaga que amenaza al turismo, la pesca y la biodiversidad costera.
Sin retención, esta situación asimismo ofrece una oportunidad: trocar el alga en un memorial crematístico sostenible para diversos sectores productivos del país.
El sector agrícola puede beneficiarse directamente del alga. Rico en potasio, calcio, magnesio y otros micronutrientes, este puede ser compostado o procesado en extractos líquidos para su aplicación en cultivos.
En Puerto Morelos, México, agricultores han empezado a usar compost de alga para huertos locales con buenos resultados, mejorando la retención de humedad en los suelos y reduciendo el uso de fertilizantes químicos.
Estudios realizados por la Universidad Autónoma de Yucatán han demostrado que el alga, adecuadamente tratado para eliminar metales pesados y salinidad, puede ser incorporado en dietas de rumiantes como vacas y cabras en proporciones seguras.
En algunas fincas ganaderas de Campeche, se ha probado como suplemento alimenticio con resultados positivos en la digestión animal y reducción de costos.
Otra aplicación prometedora es la coexistentes de biogás mediante la fermentación anaerobia del alga. En Quintana Roo, el Instituto Tecnológico de Chetumal ha desarrollado biodigestores experimentales que producen metano a partir del alga recolectado en las playas, demostrando viabilidad técnica para pequeños centros de energía comunitaria.
El alga asimismo puede utilizarse como componente para imaginar bloques ecológicos, paneles aislantes y compuestos con cemento. La empresa mexicana «SargaBlock» ha creado ladrillos a saco de alga con propiedades térmicas y estructurales óptimas. Por otra parte, estos materiales son más ligeros y requieren menos energía para su producción que los convencionales.
La industria cosmética puede extraer del alga polisacáridos, antioxidantes y vitaminas con beneficios dermatológicos. Empresas como “The Sargasso Co.” en Barbados ya fabrican jabones, cremas y mascarillas a saco de extractos de alga, con aprobación en mercados ecológicos por sus propiedades naturales y su contribución a la virginidad escuadra.
Experimentos
El alga puede secarse y estilarse para imaginar papel artesanal, cartón reciclado o fibras textiles ecológicas. En República Dominicana, estudiantes del Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA) han experimentado con la creación de papel ecológico utilizando alga y cáscara de caña, con fines educativos y comerciales.
Promover espacios de enseñanza ambiental sobre el alga puede reforzar el ecoturismo. En San Andrés (Colombia), existen centros de interpretación escuadra que explican el aberración del alga e involucran a los turistas en jornadas de convento y reciclaje. En República Dominicana, programas como EcoMar han comenzado a incluir actividades de monitoreo comunitario.
Rendir el alga impulsa una patrimonio circular donde los residuos marinos se revalorizan en productos de parada impacto almacén. Esto favorece especialmente a comunidades pesqueras, cooperativas rurales y emprendedores que buscan alternativas sostenibles. El esquema piloto en Boca Chica, apoyado por el PNUD, ha buscado desarrollar microempresas que procesen alga con enfoque almacén.
Para resquilar estas iniciativas, se necesitan alianzas entre el gobierno, universidades y el sector privado. Programas de investigación aplicada como el desarrollado por la Universidad Doméstico Autónoma de México (UNAM) han generado modelos replicables de rendimiento del alga que pueden adaptarse a contextos caribeños.
El Estado puede pugnar un rol activo al ofrecer incentivos fiscales, crear marcos normativos claros y apoyar con capacitación técnica a comunidades costeras. En República Dominicana, se propone que el Profesión de Medio Hábitat y ProDominicana integren una ruta de apoyo a emprendimientos verdes que utilicen alga como insumo primario.
Si se aborda con visión estratégica, el alga puede transformarse de una crisis costera a una fuente de innovación productiva. La República Dominicana, con su biodiversidad y renta humano, está en posición de liderar un maniquí de rendimiento que inspire al Caribe y al mundo. Cambiar el problema en oportunidad está en nuestras manos.
Jpm-am
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