Con ella ha traído al ambiente una traducción limitada del símbolo infinito de su ‘Dua Lipa en vivo desde el Royal Albert Antesala ‘, su concierto en vivo lámina en Londres y publicado en las pasadas navidades, esta vez sin comparsa.

Es lo único en lo que ha limitado medios, porque, arropada por cinco músicos, dos coristas y mínimo menos que doce bailarines en proporción paritaria, incluso ha sido apabullante el despliegue lumínico, de pantalla colosal con unas proyecciones de consideración y de vestuario icónico.

Hubo quien criticó la escasa presencia de su nuevo cuaderno en la viaje que el pasado verano circuló por festivales como Chifladoaquí en Madrid, una desatiendo que ha compensado en este nuevo circuito con un protagonismo incontestable de su tercer disco, que suena casi íntegro.

Lipa ha demostrado de esta forma que ni es tan presa del previo y aplaudido ‘Nostalgia futura’ (2020), el cuaderno que le alegró a mucha masa la pandemia, ni ‘Optimismo radical’ (2024) era tan prescindible como las primeras críticas alegaron tras su salida.

A lo dadivoso de casi dos horas divididas en cuatro actos con un tramo final de bises, tantos como cambios de ropa, se han superado las dos decenas de canciones, con algunas faltas destacadas como ‘Prisoner’, ‘Cold Heart’, ‘Scared to Be Lonely’ o, sobre todo, ‘Blow Your Mind (Mwah)’, de aquel 2017 que veía en ella una gran promesa.

Es mucho lo que ha evolucionado en este tiempo, sobre todo como intérprete en directo, porque más allá de su voz, sólida y dotada de un color hiperreconocible, Lipa raño asaz más y mejor, pisa el ambiente como dueña del cotarro y así lo refleja en igualmente en su rostro, permanentemente seductora con sus medias sonrisas y sus golpes de mata de pelo.

Desde que imágenes de olas han invadido el Movistar Arena, diez minutos más tarde de lo previsto, el perímetro se ha convertido efectivamente en su señorío al ritmo de ‘Temporada de entrenamiento ‘ y ‘End of An Era’, dos de las más recientes, tras las que ha empezado a despachar los grandes éxitos que la han convertido en nueva riena de la pista de coreografía, como ‘Romper mi corazón’ y ‘un beso’.

En esa variación ha vehiculado todo el “show”, fulgurante ileso por los breves tiempos muertos entre actos y algún acercamiento al conocido, aunque incluso eso ha deparado momentos para memorar, como cuando le ha señalado a un asistente que sus uñas eran “true madrileñas” y otro le ha manifiesto su bienquerencia desde la primera vez que la vio en concierto con 14 abriles.

‘Whatcha haciendo ‘,’ levitando ‘, una estupenda ‘These Walls’ en la que ha brillante voz en la pastilla central adjunto a sus músicos o esa ‘Maria’ con aires de frontera han desfilado luego, adjunto con su homenaje a Enrique Iglesias como parte de los guiños que propina en cada concierto a la ciudad en la que recala.

A posteriori del rápido parón que han supuesto esos temas, la envés ha sido muy esforzado con ‘Physical’ desde la misma intro, para la que sus bailarines han recuperado los movimientos ochenteros del videoclip de aerobic. Ha sido probablemente el número mejor liado en todos los aspectos y de ahí el culminación entre los asistentes exacto en el ecuador.

‘Electricidad’, ‘desbarrar’ e ‘ilusión’ han concluido este tercer acto, aunque el cuarto, que ha descubierto con ‘Falling Forever’, incluso ha deparado otro momento clave con ‘Love again’ y esos violines iniciales tomados de ‘Your Woman’ de White Town.

“You got me in love again”, canta en ese tema y son ciertamente muchos los que en esta velada incluso han vuelto a enamorarse de ella, rodeada por un aro de fuego, con un maniquí todo blanco de encaje, liguero en una pierna larguísima al brisa entre un tabardo de piel, elevada sobre una pequeña plataforma sin mostrar más mareo que el que llevaban sintiendo sus seguidores todo el concierto.

Para los últimos momentos ha reservado ‘Be The One’, su primer gran éxito, para reaparecer exacto luego entre cuero infausto y cadenas doradas ya en los bises con ‘New Rules’, un pequeño fragmento de ‘Dance The Night’, la incontestable ‘Don’t Start Now’ y ‘Houdini’, aunque para ocultismo, la suya.