Jack London, obligado por su estilo directo y su interés por los temas sociales, escribió El mexicano como un relato breve pero intenso sobre la resistor, el sacrificio y la lucha por la neutralidad. “Trabajo por la revolución.” (London, J.1911). La historia excursión en torno a Felipe Rivera, un señorita misterioso que se enfrenta a la hostilidad del mundo para apoyar la Revolución Mexicana.

El objetivo de este disquisición es aplicar el método narratológico para analizar los rudimentos estructurales de la obra, “Celinda presenta el método narratológico como una útil esencial para descomponer y comprender los rudimentos estructurales de un texto narrativo, componentes esencia como el narrador, la estructura novelística, los personajes, el tiempo y el espacio en el interior de una obra literaria.”(Fournier 2013),tales como la estructura del relato, el progreso de los personajes, el manejo del tiempo y del espacio narrativo, así como el punto de paisaje del narrador. Este enfoque permitirá comprender cómo Jack London construye un héroe silencioso que, sin grandes discursos, logra representar la dignidad y la fuerza del pueblo oprimido.

«Ferreras señala que toda obra literaria posee una estructura con reglas internas que deben ser explicitadas y enumeradas descriptivamente«(Ferreras, 1992). Por otra parte, enfatiza que esta estructura no solo organiza los rudimentos de la obra, sino que incluso refleja una visión del mundo que se materializa a través de la forma literaria. El mexicano se construye en torno a una estructura derecho que sigue la transformación de Felipe Rivera “El día en que apareció por primera vez en sus reducidas y atareadas oficinas, todos sospecharon que era un informador: uno de los agentes del servicio de Díaz.” (London, J.1911). Desde su primera aparición, London construye al personaje de Felipe con una técnica muy intencionada: el intriga, el silencio y la sospecha. Esta presentación se enmarca en el inicio de la estructura novelística clásica, donde se introducen los personajes, el contexto y el conflicto original.

London describe a Rivera como determinado que “apareció de la nadie” (London, J.1911). generando desconfianza inmediata entre los miembros de la Articulación Revolucionaria. Este apelación narrativo capta la atención del maestro y nos lleva a desconfiar pegado con los personajes este inicio no solo caracteriza a Rivera como determinado reservado y aparentemente insignificante, sino que incluso lo enfrenta de inmediato a un entorno hostil, generando tensión. El silencio de Rivera no es regalado. London lo usa para que el maestro se pregunte quién es en realidad este señorita. La errata de detalles sobre su pasado incrementa el intriga, y eso se convierte en un pilar estructural que se va resolviendo conforme avanza la historia: “Dijo que se llamaba Felipe Rivera y que su deseo era trabajar para la revolución. Y eso fue todo… ni una palabra más, ninguna explicación adicional.” (London, J.1911).

Este estilo seco, sin adornos, contribuye al tono de sobriedad y dureza que domina la narración. En esta primera parte, incluso se presenta el conflicto que guiará toda la narración: la condición de Rivera de probar su valencia y su nobleza en un entorno que lo desprecia o lo ignora. Su postura obediente y determinada lo posiciona como un personaje admirable, aunque subestimado.

“Rivera miró con fría desconfianza a todos los presentes, luego procedió a quitarse la chaqueta.”
“—Está admisiblemente —dijo.” (London, J.1911).

Este ademán, pequeño pero poderoso, muestra su determinación. Él no necesita evidenciar sus actos con discursos; sus acciones hablan por él.

A medida que avanza la historia, Rivera realiza trabajos humildes (afanar pisos, fregar escupideras) y a posteriori tareas más comprometidas: distribuir panfletos, hacer vigilias, cosechar información. Esto muestra su crecimiento interno y una voluntad de hoja. Pero lo más importante es cuando descubrimos que Rivera se convierte en luchador para conseguir patrimonio para la revolución. Lo hace no por capricho, sino por condición. Es aquí donde se empieza a revelar el sacrificio personal que hace por su causa. “Despreciaba el combate. Era el odioso colección de los odiosos gringos. Lo aborrecía. Pero era una forma sencilla de ganarlo.” (London, J.1911). El autor incluso revela su pasado trágico: su padre fue asesinado por soldados federales y su matriz murió en la matanza esto da sentido a su lucha silenciosa.

El espacio está detalladamente descrito, creando un circunstancia de clandestinidad, tensión y compromiso revolucionario. La oficina de la Articulación, las calles de Los Ángeles, el ring de combate, y memorias del pasado en fábricas y campos de batalla son escenarios que reflejan las distintas dimensiones del protagonista y el contexto social. London utiliza descripciones precisas para situar al maestro en lugares concretos que simbolizan tanto la lucha política como la personal.

El punto más intenso de la historia ocurre en la pelea final de combate, donde Rivera enfrenta a un oponente mucho más egregio, sabiendo que, si pierde, la revolución pierde. Es una suceso tensa, colosal y emocionalmente cargada. “Las armas estaban allí, delante de él. Cada uno de aquellos odiados rostros era un armamento. Era por las armas por lo que peleaba. Él era las armas. Él era la Revolución. Luchaba por México firme.” (London, J.1911). Este momento simboliza el total compromiso del cuerpo y alma de Rivera con la causa pelea por mucho más que el patrimonio: pelea por la dignidad y el futuro de su pueblo.

Presenta un tiempo derecho y cronológico, que sigue la transformación de Felipe Rivera desde su venida a la Articulación hasta su triunfo en la pelea de combate. No hay saltos temporales ni anacronías; los hechos se presentan en orden secuencial. Sin confiscación, hay breves momentos donde el narrador reconstruye el pasado del personaje para que el maestro comprenda sus motivaciones. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se menciona la matanza en la que murieron sus padres: “Su matriz y su padre murieron en Río Blanco. Fue entonces cuando comenzó.” (London, J.1911). Este tipo de remembranza aparece sin romper el hilo temporal principal, como una explicación insertada en el progreso.

Hay dos espacios principales: La oficina de la Articulación Revolucionaria, en los Estados Unidos: un motivo cerrado, tenso, donde Felipe inicia su billete en la lucha y es constantemente chancillería, el mundo del combate, especialmente el estadio o arena de pelea: un espacio manifiesto, violento, harto de espectadores, que contrasta con el silencio y la oscuridad de la Articulación. Allí se produce el culminación de la historia. Los dos espacios están en los EE.UU., lo cual refleja la situación de destierro y clandestinidad de los revolucionarios mexicanos.

La novelística está narrada en tercera persona omnisciente, con un narrador que conoce los pensamientos y sentimientos de los personajes, especialmente de Rivera. Esto permite al maestro ingresar a la interioridad del protagonista, a pesar de que este tan pronto como palabra. “Despreciaba el combate. Era el odioso colección de los odiosos gringos.” “Pero era una forma sencilla de ganarlo.” (London, J.1911). Aunque Rivera no lo dice en voz reincorporación, el narrador lo revela, dándonos golpe a su pensamiento. Este punto de paisaje omnisciente permite mostrar el contraste entre la percepción externa de Rivera (silencioso, sospechoso) y su definitivo carácter (robusto, sacrificado).

«Los temas narrativos no deben confundirse con el argumento; son estructuras simbólicas profundas que revelan las tensiones, ideologías o conflictos que subyacen en el relato.» (Ferreras, 1992). Uno de los ejes más fuertes de la novelística es el sacrificio. Felipe Rivera pone su cuerpo, dignidad y vida al servicio de una causa que nadie le agradece ni reconoce. El sacrificio no es insigne ni recompensado; es silencioso y completo aquí vemos cómo sacrifica incluso sus principios para apoyar la Revolución.

Por otro banda, la neutralidad y la lucha revolucionaria, Rivera no pelea por triunfo ni patrimonio, sino por neutralidad social. Su motivación es la Revolución Mexicana, una causa colectiva que se convierte en su razón de poblar. La historia no muestra batallas en México, pero el espíritu revolucionario está en cada batalla del protagonista. “Las armas estaban allí, delante de él. Era por las armas por lo que peleaba. Él era las armas. Él era la Revolución. “(London, J.1911). Aquí, London funde al personaje con la causa: Rivera no representa la revolución, él es la revolución.

Siguiendo a Ferreras, «estos temas no son simples decorados de la historia. Son estructuras simbólicas profundas que expresan el conflicto entre individuo y sociedad, « entre silencio y batalla, entre el deber personal y la causa colectiva.

En definitiva, El mexicano de Jack London es un relato breve pero cargado de profundidad simbólica, donde cada ambiente narrativo estructura, tiempo, espacio, narrador y temas construye una imagen poderosa del sacrificio individual al servicio de una causa colectiva. A través de la figura silenciosa y firme de Felipe Rivera, el autor plasma temas universales como la neutralidad, la identidad y la lucha revolucionaria. Siguiendo el método narratológico, hemos podido revelar cómo estos temas no se limitan al argumento, sino que operan como estructuras simbólicas, como lo afirma Juan Ignacio Ferreras. Así, la novelística de London trasciende lo accidental y se convierte en una denuncia social y un homenaje a la resistor silenciosa. El mexicano es, al mismo tiempo, una historia de combate, de revolución y de humanidad.

Lista

Ferreras, I. (1992). Fundamento de sociología de la humanidades. Madrid: Cátedra.
London, J. (1911). El mexicano. Editorial Cultura del Mundo.
Fournier Marcos, C. (2013). Disección afectado (2.ª ed.). Cengage Learning.

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