
Por abriles, el deporte femíneo fue relegado a un segundo plano, invisibilizado por estructuras económicas que priorizaban Ligas para hombres y presupuestos desiguales. Sin confiscación, esa novelística está cambiando, y lo está haciendo con cifras en la mano, la inversión en disciplinas femeninas ya no es solo una cuestión de probidad social, sino una valor financiera respaldada por datos sólidos y proyecciones de detención rendimiento.
Deloitteuna de las firmas de prospección financiero más reconocidas del mundo, estima que los ingresos globales del deporte femíneo de élite superarán los US$2,350 millones en 2025. Este crecimiento representa un brinco del 240% respecto a 2021, cuando los ingresos tan pronto como alcanzaban los US$694 millones. La consultora señala que el 54% de estos ingresos proviene de patrocinios y contratos comercialesmientras que las transmisiones y la saldo de entradas representan el 25% y 21%.
Según la firma, las marcas están encontrando en el deporte femíneo un canal con entrada fidelidad de audiencia, válido presencia digital y una novelística inspiradora que conecta con consumidores más jóvenes y diversos.
Un documentación publicado por Forbes en marzo de 2025 reveló que el 86% de los patrocinadores en ligas femeninas destaca que su inversión cumplió o superó las expectativas. Mientras que un estudio de Statista mostró que el crecimiento en audiencia ha sido el cifra más importante, ya que los eventos deportivos femeninos duplicaron sus visualizaciones en plataformas digitales entre 2020 y 2024.
Asimismo, las inversiones en ligas, torneos y equipos femeninos tienen un componente reputacional que las marcas valoran. Asociarse a la equidad, la multiplicidad y el empoderamiento femíneo ha adquirido peso adentro de las estrategias corporativas globales. Por eso, empresas como Nike, Visa, Coca-Trasero y Gatorade han multiplicado sus campañas asociadas a deportistas femeninas de detención rendimiento.
Sin confiscación, según datos de la FIFA citados por el revista “El cuidador”, el salario promedio de una jugadora profesional en el mundo ronda los US$10,900 anuales, frente a los millones que perciben los jugadores masculinos. Adicionalmente, el 67% de los clubes femeninos de primer nivel todavía opera con pérdidas estructurales, en parte oportuno a modelos de negocio heredados de estructuras masculinas que no siempre se adaptan al entorno coetáneo del deporte femíneo.
Pero incluso estas brechas están comenzando a cerrarse. En mercados como el de Estados Unidoslas franquicias femeninas más importantes han comenzado a ser valoradas. De acuerdo con Forbes, el equipo Angel City FC, de la National Women’s Soccer League (NWSL), fue valorado en US$180 millones en 2024, lo que supera el valencia de clubes históricos masculinos en ligas de beocio visibilidad.