
Ser padre o raíz es como entrar en un videojuego en modo habituado… y sin tutorial. Así lo describe el neuropsicólogo Oom Blanco (@oom_blanco), quien sostiene que no se prostitución de ser padres perfectos, sino de ser conscientes, afectivos y consistentes.
“Desde el primer día te llenan de consejos contradictorios: ‘déjalo plañir’, ‘no lo cargues mucho‘, ‘los niños son como esponjas’. Y sí, lo son. Pero la secreto está en cómo los acompañamos en ese estudios. La neurociencia y la terapia conductual nos ofrecen pistas claras: la secreto está en la regulación emocional, el Adjunto seguro y la consistencia”, explica.
Entender el cerebro inmaduro
El exposición del cerebro inmaduro es un proceso tan fascinante como delicado. Blanco indica que las primeras interacciones del pibe con sus cuidadores forman la colchoneta de lo que será su edificio cerebral, su forma de entender el mundo y reaccionar frente a él.
“El cerebro de un pibe es un laboratorio en construcción, es una porífero en exposición. Sus primeras interacciones con sus cuidadores moldean su modo de entender el mundo. Si recibe aprecio, seguridad y límites, su cerebro aprende a regular el estrés y a manejar sus emociones”, dice.
“Pero si crece en un entorno caótico o sin contención, su exposición emocional y cognitivo puede hallarse afectado”, agrega el terapeuta del Instituto Dominicano para el Estudio de la Lozanía Integral y la Psicología Esforzado (idesip).

Disciplina con empatía
Uno de los desafíos más comunes en la crianza es retener cómo reaccionar frente a los famosos “berrinches“. En empleo de interpretarlos como desobediencia, el profesional de la vigor mental propone verlos como oportunidades para enseñar habilidades emocionales.
“Ejemplo: estás en el supermercado y tu hijo de tres abriles se tira al suelo porque quiere un chocolate. Sientes todas las miradas sobre ti. ¿Qué haces? En empleo de vociferar ‘¡Deja de hacer escándalo!’, intenta validar su emoción: ‘Sé que quieres el chocolate y te enoja que diga que no’. Luego, ofrece una alternativa: ‘Hoy no podemos comprarlo, pero en casa tenemos una merienda rica'”, refiere.
Blanco señala que, al replicar con empatía y firmeza, se les enseña a los hijos a declarar y dirigir la frustración, transformando una posible batalla en una oportunidad de estudios emocional.
Padres reales, no perfectos
El habituado enfatiza que el objetivo no es ser perfectossino presentes y responsables. Todos los padres pierden la paciencia alguna vez, pero lo importante es retener enmendar.
“Los niños no necesitan padres perfectos, necesitan adulto que sepan reparar errores. Si alguna vez pierdes la paciencia (porque somos humanos), no dudes en pedir disculpas y explicar por qué actuaste así. Eso además es educar”, señala.
La ciencia lo respalda: un estilo de crianza impresionable y consistente fortalece las conexiones neuronales que permiten una mejor autorregulación emocional y resiliencia frente a el estrés.
Por el contrario, estilos sin límites claros o excesivamente rígidos pueden provocar estrés crónico, perjudicando el exposición cognitivo y emocional.
Criar con colchoneta científica
Allá de ser una moda pasajera, los estilos de crianza tienen género duraderos a nivel biológico.
“Loss estilos de crianza no son solo una moda, son patrones conductuales que impactan a nivel biológico. El Adjunto seguropor ejemplo, se asocia con una mejor regulación del estrés y una veterano capacidad para establecer relaciones saludables. Mientras tanto, un apego evitativo o ansioso puede predisponer a problemas emocionales en la adultez”.
Y ¿qué pasa si te equivocas? “Aquí entra la hechicería de la neuroplástica: nunca es tarde para reparar vínculos y enseñar nuevas estrategias de afrontamiento. La secreto está en validar emociones, persistir límites claros y ser un maniquí de regulación emocional. Recuerda: los niños no aprenden con discursos, sino con el ejemplo”, asegura Blanco.
Si en algún momento la crianza se vuelve abrumadora, personarse a terapia puede ser la valor más acertada. “Inquirir ayuda en terapia puede ser el mejor regalo para tus hijos y para ti. Porque criar no es cuestión de instinto, sino de ciencia y mucho, mucho aprecio”, concluye.