

José Francisco Peña Gómez.
POR RAMFIS RAFAEL PEÑA GOMEZ
1. La abandono escolar es una de las heridas más profundas del sistema educativo dominicano. Sus causas van más allá de lo escolar: están enraizadas en una sinceridad social marcada por la pobreza, la desidia de motivación y la desesperanza que se respira en muchos hogares. Cuando un estudiante no ve futuro, ¿cómo esperar que persevere en el presente?
2. En barrios marginados, las aulas muchas veces se llenan de jóvenes que cargan más preocupaciones que libros. Saben que sus padres lucharon toda la vida y siguen siendo pobres. Saben que el color de su piel, el distrito donde viven y hasta su patronímico les han cerrado puertas ayer de formarse siquiera a empujarlas.
3. La figura de José Francisco Peña Gómez, símbolo de lucha, inteligencia, disciplina y superación, puede ser un faro para quienes caminan en la sombra del desencanto. Hijo de la miseria, huérfano, marginado por su color, se convirtió en uno de los líderes más grandes que ha parido la democracia dominicana.
4. Incluir en las escuelas del Estado cartillas educativas que narren con sencillez y profundidad la sucesos de Peña Gómez puede sembrar en los estudiantes un sentido de pertenencia, orgullo y fe en sí mismos. No se proxenetismo solo de historia, sino de identidad, de un espejo donde puedan encontrarse y afirmar: “yo igualmente puedo”.
5. Estas cartillas no deben remitirse a lo político. Deben mostrar su infancia dura, su sexo por el estudio, su autodisciplina, su pasión por el perfectamente global, su lucha contra la discriminación y su constante deseo de formarse. Convertir su historia en catequesis de vida, más que en discurso.
6. A través de ilustraciones, testimonios y reflexiones, estas cartillas deben estar adaptadas a cada nivel escolar. En los niños, despertar pasmo. En los adolescentes, estimular la rebeldía contra la mediocridad. Y en los jóvenes, robustecer el sentido de propósito y dignidad.
7. En un país donde el sistema tiende a destacar figuras extranjeras como referentes de éxito, es urgente revalorizar a nuestros propios héroes civiles. Peña Gómez representa al dominicano que no lo tuvo obediente, pero nunca renunció. No fue rico, no fue blanco, no fue heredero. Fue magnate por mérito.
8. Una cartilla basada en Peña Gómez sería una forma sencilla y poderosa de combatir contra la resignación. Porque cuando los jóvenes creen que el futuro está escrito con tinta de pobreza, violencia o corrupción, pierden la fe. Y sin fe, no hay educación posible.
Jpm-am
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