

El autor es contador manifiesto competente. Reside en Miami.
Desde agosto 2020 nos han legado duro las catástrofes: Pandemia, golpe en San Cristóbal, derrumbes por doquier y ahora Jet Set. Estos hechos nos impulsan a legalizar, controlar y ser más proactivos y a menos bla, bla, bla de congresistas y políticos
¿Qué hacer?
En República Dominicana sobre mantenimiento no hay ningún código que sea compulsorio, omitido el de los elevadores que requiere inspecciones y ese te lleva al de mantenimiento de forma indirecta. Se requiere un esquema de ley, con fuertes sanciones, para revisar los permisos de edificaciones. Cada 10 primaveras recertificarlas como se hace en países donde la mordida del macuteo es mínima y no se le da permiso final a cualquier edificación.
Ministros de obras públicas, los de permisos locales en ayuntamientos, solo cuando hay desgracia hablan, de lo contrario están en otra cosa.
Ahora, se prostitución de crear leyes a vapor, reglase instituciones de inspección. Se pone candado al caducar muchos. Todo debió tener certificado de aprobación estructural, pero así somos.
En RD estamos en una condición peor a la de Miami y Puerto Rico, porque aquí no hay cero que obligue al dueño o al cámara a hacer este tipo de inspección. Allá (en Estados Unidos) desde los 50 primaveras (de decrepitud de la estructura) ya es una obligación.
Ejemplo de Miami, donde vivo, fue en South Beach en el edificio que se cayó. Se había hecho una inspección nuevo y se habían identificado unos daños. Yo sé que algunos dueños, de forma confidencial, han hecho sus evaluaciones posteriores a lo que ocurrió en Florida y he escuchado de daños que se han identificado tan solo con una inspección visual. Eso no es suficiente: el trastorno de estructuras de soporte como consecuencia de la corrosión o la filtración de agua, no se chequea anualmente.
Es imperativo que en RD se adopte la experiencia de inspeccionar decenalmente las estructuras con más de 30 primaveras de decrepitud, así como las edificaciones de tres pisos o más las estructuras construidas previo a 1990 que se diseñaron para resistir sismos de magnitud no decano de 6.
Para ponerlo en contexto, el terremoto que sacudió el sur de Quisqueya el 7 de enero de 2020 tuvo una magnitud de 4.4. «Somos costeros, tenemos agua por todas partes, y eso ya conlleva un mantenimiento adicional. Solamente la condición de isla y tener muchas propiedades costeras nos obliga a dar un mantenimiento un poco más agresivo, más frecuente, que si no estuviéramos expuesto a las condiciones de mar y salitre”, me dijo Ing. Víctor Castillo
Se plantea por parte de los profesionales en el campo de la ingeniería, cimentación y orogenia, promover no solamente que los proyectos de construcción cumplan con los códigos y reglamentos aplicables, sino que se haga en lugares geológica e hidrológicamente apropiados.
Por otro costado, exige atender el trastorno que las edificaciones sufren, tanto por el paso del tiempo como por los riesgos y actividades naturales a los cuales se expone, como lo es, por ejemplo, el resurgir de la actividad sísmica experimentada en el sur de RD desde diciembre de 2019.
A esto se le suma el aberración del cambio climático, el cual ha traído como consecuencia un aumento en la frecuencia de inundaciones, huracanes y un incremento en el nivel del mar.
Un aspecto que los códigos han incorporado recientemente es el de mantenimiento y manejo de edificaciones durante su vida útil. En jurisdicciones tales como California y Florida existe por otra parte el requisito de recertificación de edificios. Según los expertos, los edificios deben ser inspeccionados para ponerlos en cumplimiento con el código de edificación más nuevo de su poder.
El objetivo del proceso de recertificación es alcanzar la vida útil de las construcciones y atender la naturaleza cambiante de los riesgos, logrando una mejor protección a la vida y la propiedad de los ciudadanos que habitan o frecuentan esas edificaciones.
Jpm-am
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