EL AUTOR es periodista y abogado. Reside en Santo Domingo.

Un refrán muy popular dice que “el dominicano pone candado a posteriori que le roban”. ¡Y es verdad! Pero muchas veces, aún a posteriori del robo, los dominicanos no ponen candados, ni toman las medidas previsoras para evitar que le vuelvan a robar. No colocan cámaras de seguridad antivandálicas, un “agente de seguridad armado”, (aunque se duerma en las noches), pero que garantice la seguridad de su negocio, de su hogar y de su tribu.

Esto lo digo premeditadamente de la tragedia de la discoteca Jet Set, que a pesar de las fallas estructurales (sobrepeso en el techo, lozas desprendiéndose, toneladas de medio acondicionado, etc.) nunca se rediseñó, ni se adecuó correctamente, en una clara deficiencia de los dueños del establecimiento de diversión y por la desatiendo de supervisión y control del gobierno de la municipalidad.

(La tragedia -ya lo he dicho- aceptablemente pudo evitarse con tan solo acontecer pensado en la clan que constantemente asistía al oficio. (Con una inversión mínima, reparando o reforzando la estructura, el techo no se derrumba y no mueren, trágicamente más de 230 personas)

(Como diría Silvio Rodríguez, “Cuando Rubby Pérez salió a su ventana. No sabía, mi simpatía, no sabía que la luz de esa clara mañana era la luz de su final día. Y las causas lo fueron cercando, cotidianas, invisibles. Y el azar se le iba enredando, poderoso, invencible…)

Pero en este país se piensa más en el negocio que en la clan, en los beneficios que produce un negocio, que en los seres humanos. (Las consecuencias del descuido, tanto del Estado, como de los empresarios y negociantes, son siempre, lamentables en pérdidas de vidas.

Todos moriremos en algún momento, pero ninguna de las personas que murieron aplastadas por el derrumbe de un techo, debieron vencer esa indeterminación, mientras bailaban, cantaban, compartían con familiares y amigos, reían y se divertían. La homicidio los tomó por sorpresa, como un asalto inesperado, matando, al mismo tiempo, sueños e ilusiones, esperanza y fe. (Aún pienso en Guarionex, el hijo de Eduardo Hado, con quien compartí muchos momentos agradables y quien tenía un futuro promisorio, pegado a su flamante esposa, Alexandra Grullón, la hija de la distinguida dama Melba Grullón. No logro borrar su imagen de mi cabecera.

Recientemente el presidente de la Sociedad Dominicana de Sismología, (Sodosismica) ingeniero Leonardo Reyes Madera, con más de 40 primaveras de experiencia y estudios especializados en el dominio, participó en el Piscolabis del Corro de Comunicación Corripio, donde hizo importantes revelaciones sobre la posibilidad de un cataclismo o terremoto (con tsunami incluido) de grandes magnitudes como los que ya han ocurrido en el pasado, incluyendo el que devastó Haití, con más de 300 mil muertos,  como aceptablemente dice el ingeniero Madera, fue un cataclismo en la isla aunque afectó fundamentalmente la parte occidental de la isla.

El ingeniero Madera no sólo participó en el Corro Corripio, además lo hizo, días a posteriori en el software de televisión “Nosotros a las 8” que conduzco pegado al experimentado comunicador George Rodríguez desde hace más de cinco primaveras, que se difunde por “Teleradioamerica”, de lunes a viernes.

Lo que dijo el ingeniero me llenó de espanto: la mayoría de las escuelas, colegios, hospitales, edificios públicos y privados, puentes, carreteras y avenidas, precisan de remozamiento y revisión estructural sismorresistentes para evitar tragedias humanas igual o peores que la de Jet Set.

(El que se comprueba que hizo una escuela, hospital, edificio, carretera, etc., con vicios construcción o fallas estructurales que puedan poner en peligro la vida de los demás o daños al Estado, tendrá que pagarlo con sus propios medios, no con medios del Estado. ¡Ya gasta de irresponsabilidad, de componendas políticas, de incompetencia profesional y complicidad para avalar impunidad política)

El número de escuelas públicas, colegios privados, elevados, túneles y puentes que urgentemente tienen que ser reparados, en presencia de la posibilidad de un cataclismo de gran magnitud, es enorme. Muchas torres merecen atención. Pero sus propietarios se niegan a realizar las inversiones recomendadas; prefieren que el edificio les caiga encima y los mate antaño que repararlos. ¡No hay conciencia!

Pero el gobierno siquiera hace lo que tiene que hacer. No obliga, no impone su autoridad. (Señores, aquí hay restaurantes que solo tienen una muerta de entrada y salida. Las rutas de escape no existen. Igualmente hay edificios sin escaleras de emergencia. Los estadios deportivos, y centros culturales, además tienen que ser remozados y reestructurados, respetando los aforos, cosa que nunca se hace, porque el negocio de los empresarios está primero que la clan.

El principal edificio de oficinas públicas (El Huacal) tiene muchísimas fallas, incluyendo una cisterna de 50 mil galones de agua en el techo. ¡Increíble! ¿No?

Según dice el ingeniero Madera -no tengo porque dudarlo- el presidente Luís Abinader está muy preocupado por esa situación. Lo pasión constantemente y le pregunta sobre como marchan los trabajos en escuelas, carreteras y puentes. El costo es muy suspensión. No siempre los medios están disponibles. Pero hay que buscarlos, porque siempre es mejor aprestar que llorar.

Ahora todo recae sobre el gobierno. La mayoría de las demandas judiciales por el derrumbe del techo de Jet Set están recayendo sobre el Estado, no sobre los dueños que, al final, no saldrán tan perjudicados como el Estado. (El derrumbe de Jet Set se convertirá en un gran negocio. Muchos profesionales del derecho ganaran mucho efectivo con la tragedia)

En este país las cosas hay que imponerlas, muchas veces por la fuerza; los derechos humanos hay que garantizarlos, no por las buenas, sino por las malas. La clan no entiende, no hace conciencia de sus propios peligros ni de los peligros sociales. La “democracia” no sirve para carencia frente a las posibilidades reales de un cataclismo, un ciclón, un tsunami, o una tragedia como la de Jet Set, que insisto, pudo haberse evitado.

Hay un plan franquista de estudio en todas las escuelas, colegios, edificios públicos y privados, puentes y carreteras. El estudio avanza. Ojalá sea una prioridad. Así como el Congreso aprueba préstamos para cualquier cosa, que aprueba uno, millonario, para el plan de remozamiento y reestructuración sismorresistentes de todas las obras del Estado. (La desatiendo de medios económicos no puede seguir siendo una excusa)

Los peligros asechan. Pueden estar a la reverso de la cúspide. Actuemos como los chilenos, japoneses y otros países que han adoptivo medidas, aprobados leyes y protocolos para hacer menos trágica la tragedia de cualquier terremoto, vaguada, tormenta o ciclón como el de San Zenón, en 1930, cuando escasamente éramos “tres gatos”. Ahora somos muchos, cerca de de merienda millones, con un país que ha crecido enormemente sin control, sin orden, sin ley y sin conciencia ciudadana. Y un país así, no es un país, que no sea, de mierda.