
Aceptar un diagnosis de cáncer representa, para la mayoría de las personas, uno de los eventos más traumáticos y transformadores de su vida.
Sin requisa, más allá del impacto físico y del tratamiento médico, existe un universo psicológico y neurológico profundamente afectado por esta enfermedad.
La salubridad mental del paciente oncológico es un pilar fundamental —y, a menudo, desatendido— en su proceso de recuperación y calidad de vida. El peso invisible del cáncer: ¿qué trastornos mentales puede provocar? Diversos estudios han confirmado que hasta el 40 % de los pacientes con cáncer desarrollan algún tipo de trastorno psiquiátrico a lo grande de su proceso.
Entre los más frecuentes:
• Trastornos de ansiedad generalizada y ataques de pánico.
• Trastorno depresivo anciano.
• Trastorno de amoldamiento con síntomas mixtos.
• Trastorno por estrés postraumático (TEPT).• Delirium (especialmente en etapas avanzadas).
• Trastornos cognitivos asociados a la quimioterapia (conocido como “chemobrain”). El cáncer no solo enferma el cuerpo: decadencia rutinas, relaciones y roles.
Muchos pacientes reportan sentimientos de inutilidad, sensación de ser una carga emocional para sus familiares, miedo al deserción o a ser reemplazados en el entorno sindical. Estrategias de afrontamiento y tratamiento: El extras psiquiátrico debe ser parte integral del asalto oncológico.
Las estrategias más efectivas incluyen:
•Psicoterapia de apoyo y terapia cognitivo-conductual (TCC).
•Psicofarmacología.•Técnicas de mindfulness, laxitud y psicoeducación íntimo.
•Rehabilitación neurocognitiva, especialmente en pacientes con menoscabo cognitivo tras la quimioterapia.
• Intervención psiquiátrica en entornos hospitalarios, especialmente en cuidados paliativos. Ningún cuerpo puede curar del todo si la mente permanece en ruinas.
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