
Por Jazmín Díaz- De cada cien mil niños y adolescentes que enfrentan el cáncer en el mundo, cuarenta mil viven en América Latina. De esos cuarenta mil, uno de cada tres muere, es asegurar, una tercera parte de los pacientes. Esta emblema, escrita en los márgenes de un referencia médico o de una presentación institucional, puede parecer lejana, incluso soportable. Sin secuestro, las estadísticas se quiebran cuando el cáncer deja de ser un concepto y se convierte en sinceridad.
“Usted me dirá: ‘Doctora, pero no son tantos’”, dice la oncóloga Wendy Gómezquien se detiene y desaparecido la voz, antiguamente de continuar: “Cuando toca que sea tu crío, ahí es que usted dice: ‘Las estadísticas importan’”. En sinceridad, no interesa si es uno solo, si es el único: hay que disputar por salvarlo.
En las Américas, el cáncer es la segunda causa de homicidio en niños mayores de un año, solo superada por los accidentes. Se estima que cada año se diagnostican más o menos de 300,000 nuevos casos de cáncer de niño Y adolescente en todo el mundo. Esta sinceridad golpea con más fuerza a los países de ingresos bajos y medios, donde se concentra el 80 % de los diagnósticos.
La incidencia promedio anual para todos los tumores malignos en menores de 15 abriles es de 12.45 por cada 100,000 niños/as. Pero la sobrevida es más importante que la incidencia. En los países de altos ingresos, más del 75 % de los niños con cáncer logran curarse. En contraste, en los países con menos capital, la tasa de curación casi nada alcanza el 20 %, dejando a la mayoría sin una segunda oportunidad. El dictamen tardío, la errata de medicamentos esenciales, la abandono de tecnología diagnóstica y las dificultades geográficas agravan la situación.
Hospitales y diagnósticos en RD
República Dominicana no escapa a la triste sinceridad del cáncer en niños. Según datos de la Oficina Doméstico de Estadística (ONE), la población de niño último de 15 abriles en el país se estima en 2.87 millones. Entonces, con una incidencia de remisión internacional de 140 casos por millón, deberían diagnosticarse al menos 400 nuevos casos de cáncer de niño al año.
Durante abriles, solo se lograba identificar más o menos de la porción de los casos esperados. Hoy, gracias a la existencia de seis unidades oncohematológicas especializadas, República Dominicana ha rematado elevar su capacidad de dictamen a 340 casos por añolo que representa un 86 % de cobertura doméstico estimada. El 14 % restante, sin secuestro, representa a los invisibles: ese pelotón de niños que no reciben atención, que mueren sin retener qué tenían, que se van sin dictamen ni explicación.
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Los principales centros de tratamiento para el cáncer pediátrico en el país son el Hospital de niños Dr. Robert Reid Cabral, el Encarnadoel Instituto Oncológico Dr. Heriberto Pieter y el Hospital Normal Plaza de la Vitalidaden el Distrito Doméstico; el Hospital De niño Regional Universitario Dr. Arturo Grullónen Santiago, y el Hospital pediátrico Dr. Hugo Mendoza, en la provincia Santo Domingo. De todos, el Robert Reid Cabral es el de decano barriguita de atención, seguido por el Arturo Grullón y el Incart.
El cáncer en cifras
Entre 2015 y 2020, el Robert Reid reportó 523 nuevos casos de cáncer de niño. La leucemia linfoblástica aguda (LLA) fue la patología más frecuente, con 163 casos (31.2 % del total). Le siguieron el tumor de Wilms, con 64 casos (12.2 %), y los tumores del sistema nervioso central, con 43 casos (8 %). El clase de tiempo más afectado fue el de 1 a 4 abriles, con 196 casos (37 %), y se evidenció una decano incidencia en niños (55 %) que en niñas (45 %).
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En el Arturo Grullóndurante el mismo quinquenio, se diagnosticaron 402 nuevos casos. La LLA volvió a encabezar la relación con 99 casos (24.6 %), seguida por tumores del sistema nervioso con 70 casos (17.4 %). El clase más afectado fue todavía el de 1 a 4 abriles, con 116 casos (29 %), y se registró decano prevalencia en varones (58 % frente a 42 % en niñas).
En el Encarnadoque en cinco abriles ha fortalecido su mecanismo pediátrica, se reportaron 135 nuevos diagnósticos. Los tumores del sistema nervioso central fueron los más frecuentes, con 43 casos (31.9 %), seguidos por sarcomas (14 casos, 10.4 %) y LLA (10 casos, 7.4 %). A diferencia de los otros centros, este hospital registró una ligera mayoría femenina (52 %), y el clase etario más afectado fue el de 10 a 14 abriles, con 44 casos (33 %).
Estos números, aunque más bajos que los de otras enfermedades, ocultan un drama profundo. El tratamiento del cáncer de niño no solo implica quimioterapiasino todavía hospitalizaciones prolongadas, transfusiones frecuentes, infecciones graves, procedimientos invasivos, aislamiento social, y en muchos casos, punciones lumbares sin narcosis adecuada por errata de equipos especializados. No todos los hospitales cuentan con quirófanos pediátricos ni con unidades de cuidados intensivos exclusivas para niños. Muchos procedimientos se realizan en salas de adultos, en condiciones que distan de lo ideal.
Batalla emocional, carga económica
A ese dolor físico se suma una carga emocional y económica devastadora. Aunque existen seguros médicos y un plan estatal para enfermedades catastróficas, muchas familias deben admitir gastos paralelos: medicamentos no cubiertos, observación enviados al extranjero, transporte desde zonas rurales, comida durante hospitalizaciones, y la importación de matanza o plaquetas en bancos privados.
A pesar de ese panorama, el país ha legado pasos importantes. La elaboración del Manual de procedimiento de detección temprana de cáncer en niños, niñas y adolescentes es una útil esencia para acortar el tiempo entre la sospecha clínica y el dictamen confirmado. De acuerdo al Manual, el cáncer de niño es potencialmente curable en más del 80 % de los casos cuando se detecta a tiempo, una afirmación respaldada por la experiencia clínica y la letras médica internacional. Se destaca, adicionalmente, la creación del ámbito pediátrica de Oncología del Encarnadoque cuenta con el subsidio de la Oficina de la primera dama, Raquel Arbaje.
Los hospitales han comenzado a implementar protocolos clínicos adaptados y a mejorar los tiempos de respuesta en presencia de emergencias pediátricas. Sin secuestro, en muchas zonas del país, el primer contacto médico aún no identifica los síntomas de cáncer de niño. Niños con fiebre persistente, pérdida de peso, palidez extrema o sangrados frecuentes son tratados como si tuvieran enfermedades comunes. Cuando finalmente llegan a un centro especializado, la enfermedad ya está vanguardia y las opciones se reducen. Entonces comienza la batalla… Unos vencerán y serán campeones, pero otros caerán, lamentablemente, dejando un gran vano en sus familias.