
(EFE).- El líder de la derecha radical neerlandesa, Geert Wilders, se retiró este martes de la coalición de gobierno y obligó a los cinco ministros de su partido, el PVV, a dimitir de inmediato, lo que abocó a la caída del junta, aunque el resto de sus integrantes gobernarán en funciones hasta las nuevas elecciones.
La relación entre el PVV de Wilders, los liberales del VVD, los democristianos del NSC y el partido de los granjeros BBB fue difícil desde el principio, ya que las negociaciones para entrar a un acuerdo de coalición duraron más de siete meses y parecía que iban a fracasar varias veces.
El junta, que tomó posesión el 2 de julio de 2024, igualmente estuvo a punto de colapsar por varias crisis internas, por lo que su caída hoy no pilló del todo por sorpresa.
“El encargo de la sociedad al inicio de este gobierno era topar los problemas de Países Bajos (…) En los últimos meses, el junta ha trabajado duro para cumplir con esos compromisos, pero cuando a uno de los partidos le desliz la voluntad de continuar, ya no podemos presidir”, lamentó hoy el ahora primer ministro en funciones Dick Schoof, un funcionario de carrera sin señas política.
La caída de este gobierno venía gestándose desde el pasado 26 de mayo, cuando Wilders presentó un plan de 10 puntos para restringir el derecho de hospicio. Pidió juntar ese documento al acuerdo de coalición y exigió apoyo a sus tres socios, amenazando con dejar caer el junta. Exigía “cerrar las fronteras” a los solicitantes de hospicio y desplegar al Ejército para custodiar las fronteras.
La tinieblas del lunes hubo una reunión entre los líderes de los cuatro partidos, a cuyo término Wilders aseguró que había “un problema serio” y que se tomaría la tinieblas para pensar en el sucesivo paso, pero adelantó que la situación no tenía buen aspecto.
La mañana de este martes llegó a otra reunión con los líderes de partido, y a los 15 minutos de comenzar las conversaciones, publicó un mensaje en X en el que hacía oficial que “el PVV abandona la coalición”.
Sus socios le habían dicho, según ellos, que tiene su apoyo y que su ministra de Orfelinato y Migración, la ultraderechista Marjolein Faber, puede sacar delante sus propuestas. Pero Wilders desconfiaba y veía que no tenían en realidad disposición de apoyarlo.