
El presidente Donald Trump parecía tenerlo claro: no arrastrará a Estados Unidos a otra «pleito eterna», pero los ataques de Israel contra Irán ponen a prueba esta promesa, con el aventura de enfrentarlo a su saco.
Trump había pedido públicamente a Israel que no atacara mientras buscaba una alternativa negociada y su enviado Steve Witkoff tenía previsto reunirse con altos cargos iraníes por sexta vez el domingo.
El viernes Trump calificó, no obstante, de «excelente» el ataque, se jactó de que Israel tiene «el mejor y más pernicioso equipo marcial del mundo» gracias a Estados Unidos y afirmó que habrá más ataques a menos que Irán magnitud un acuerdo.
Sin retención, el director de la diplomacia, Ámbito Rubio, ha insistido en que Estados Unidos no está involucrado en los ataques y advirtió a Irán de no tomar represalias contra los miles de soldados estadounidenses destacados en los países árabes cercanos.
Sin retención, un funcionario estadounidense confirmó que Washington ayuda a Israel a derribar misiles disparados por Irán en represalia.
Se aplazamiento que «los iraníes hagan un rápido estudio de costes y beneficios y decidan que no merece la pena combatir», dijo Vatanka.
Según él, por el momento los dirigentes iraníes están ocupados en hacer lo posible por seguir vivos, pero podrían animarse acatar un acuerdo que no les satisfaga o internacionalizar aún más el conflicto provocando el caos en el Bahía, rico en petróleo. Esto podría disparar los precios del crudo y presionar a Trump.
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