
AFP. – La Agencia Espacial Europea (ESA) exhibirán el lunes un conjunto de relojes atómicos cerca de la Época Espacial Internacional (EEI) para calcular el tiempo con gran precisión y poner a prueba la teoría de la relatividad, un resultado de más de 30 abriles de trabajo.
Gracias a esta tarea, los científicos podrán “calcular el intención que tiene la nivel en el paso del tiempo”, explicó Didier Massonnet a AFP, jerarca del tesina PHARAO en el Centro de Doméstico de Estudios Espaciales francés (CNES).
Subrayó que el objetivo de este tesina es mejorar la medida de este “desfase gravitacional” de dos decimales, para alcanzar una precisión de “una millonésima”.
Desde 1915 y la teoría de la relatividad caudillo de Albert Einstein, se sabe que el tiempo no es el mismo en todas partes: se ralentiza cerca de un objeto masivo, hasta el punto de detenerse al borde de un agujero infausto.
En la Tierra, el tiempo pasa más rápido en lo suspensión de la Torre Eiffel que debajo, pero este “intención Einstein” es infinitesimal. En cambio, se vuelve perceptible a medida que uno se aleja en el espacio.
Los sistemas de posicionamiento por comparsa, como GPS o Galileo, deben tomarlo en cuenta para dar una posición exacta. Sus relojes atómicos, en trayectoria a 20.000 kilómetros de nivel, van 40 microsegundos más rápido cada día que los que están en la Tierra.
El conjunto ACES, compuesto de dos relojes atómicos, se lanzará el lunes en un cohete Falcon 9 de SpaceX desde Angla Cañaveral, en Estados Unidos, con destino a la EEI, a 400 km de nivel.
El primer temporalizador, PHARAO, será el principal. Adentro de un tubo de suspensión infructifero, se enfriarán átomos de cesio mediante láser a una temperatura cercana a cero completo (-273 ºC). Inmovilizados por el frío y en situación de ingravidez, sus vibraciones a una frecuencia particular se contarán con una precisión aún longevo que en la Tierra.
Los sistemas de posicionamiento por comparsa, como GPS o Galileo, deben tomarlo en cuenta para dar una posición exacta. Sus relojes atómicos, en trayectoria a 20.000 kilómetros de nivel, van 40 microsegundos más rápido cada día que los que están en la Tierra.