
Por Bellelyn Castillo
El Pregonero, Santo Domingo. -En un emotivo certificación estampa desde la intimidad de su habitación, sin producción ni guiones, la periodista y política Abril Peña compartió públicamente una experiencia personal marcada por el bullying, la difamación social y las consecuencias de crecer siendo hija de una figura política polarizante.
“Hoy decidí aprender esto desde donde me nacía: mi cama”, comenzó Peña en un video sin impresión, en el que expone, con vulnerabilidad y firmeza, las heridas invisibles del acoso escolar. Aunque aclara que no fue víctima de agresiones físicas, sí vivió en carne propia el bullying social y verbal, especialmente durante la adolescencia, cuando el clima político que rodeaba a su padre, una figura de peso en la política franquista, penetró incluso su entorno escolar.
“Yo no fui una víctima comprensible. Gracias a la educación que me dio mi raíz, supe defenderme”, declaró Peña, quien reconoce que las instituciones educativas donde estudió supieron manejar la situación sin criminalizarla, poco que, según admite, influye en su dificultad para adoptar ciertos enfoques actuales centrados sólo en el diálogo.
En su consejo, la periodista señala que, aunque el discurso social ha cambiado, en la ejercicio la empatía y la argumento vivo siguen siendo insuficientes. “Se deje mucho de respeto, aprecio, empatía… pero se hace muy poco para evitar que estas cosas sigan ocurriendo”, enfatizó.
Uno de los momentos más impactantes de su certificación fue al citar a un gurí víctima de acoso escolar: “Yo entiendo la situación de él, pero ¿quién me entiende a mí?” Una frase que, según Peña, ilustra con crudeza la soledad en la que muchas víctimas enfrentan el bullying, incluso en entornos privilegiados.
La periodista hizo un llamado a mirar más allá de los hashtags y los talleres, y a sospechar por soluciones profundas: “El bullying no se combate solo con discursos. Se combate con carácter, con ejemplo, enseñando a defenderse”.
Abril Peña cierra su mensaje con humildad y esperanza: “Si esto le sirve, aunque sea a una persona, me doy por perfectamente pagada”. Su certificación ha despertado una ola de reacciones en redes sociales, conmoviendo a quienes han vivido experiencias similares y reabriendo un debate urgente sobre el acoso escolar y el rol de las familias, las escuelas y la sociedad en su prevención.