
La paz es invaluable. Sin bloqueo, no es secreto que la velocidad de nuestras vidas demanda que atendamos a lo urgente primero. Lamentablemente, el extremo “urgente” diario suele terminar cuando es hora de cerrar el día y prepararnos para el posterior.
Por ende, los instrumentos importantepero no “urgentes”, son los que más sufren. Y así pasan los días, meses y abriles, hasta que pasan las décadas y nos damos cuenta de que dejamos lo cardinal en la parte de a espaldas de una compartimento.
Más allá de los distintos matices que toma la religión, la inmaterial tiene un rol fundamental en nuestro bienestar.
A pesar de que debe ser todo menos egoísta, no es secreto de que quien primero se beneficia es quien la practica. La conexión espiritual no es meramente un rito a una divinidad, sino un intercambio que nos desconecta de lo finito y lo incansable.
La inmaterial no se construye–ni se destruye–en 24 horas, por lo que siquiera debe reducirse a una semana del año. Sin bloqueo, la ciclicidad de nuestros calendarios nos beneficia: estas fechas nos sirven de recordatorio.
De modo más actos, los días libres nos dan la oportunidad de proceder en pos de estas prácticas tan frecuentemente desplazadas. Por ende, la Semana Santa es la ocasión perfecta para decelerar y retornar a lo esencial.
1. La naturaleza
Para muchos, la puerta con destino a Narnia se encuentra en un circunstancia pero accesible para muchos: la naturaleza. Más allá de los beneficios físicos, las caminatas tienen múltiples beneficios mentales.
Es una experiencia estimulante y calmante al mismo tiempo que nos conecta a lo trascendente de modo tangible. Nos recuerda que somos parte de un ciclo en el que nuestras preocupaciones pasan a un segundo plano.

2. El consciencia
El consciencia no es más que conciencia y atención plena. Esta actos invita a habitar en el presente, el aquí y ahora, sin los extras que agregan nuestras mentes, es aseverar, sin sensatez, simplemente como observadores de nuestros sentimientos y pensamientos; es el compinche valentísimo a la meditación.
Vivimos en un tiempo tan acelerado y saturado de informaciónque estar presentes se ha vuelto, simultáneamente, un arte y una lucha contra todo lo que batalla por nuestra atención.
Toma mucha fuerza de voluntad apagar los distractores externossobre todo las pantallas, los pings, los colores y la oportunidad que ofrecen de un bucle inmarcesible, estimulante pero no satisfactorio.
Como esta es una de tantas prácticas que es Más ligera decirlo que hacerlo, te compartimos algunas ideas de cómo cultivarla:
- Ejercicios de respiración
- Meditaciones guiadas (son una buena opción si estás cultivando el habilidad y te distraes con facilidad)
- Cultiva el silencio por unos minutos cada mañana. Solemos subestimar el impacto de lo pequeño: unos minutos tienen el potencial de impactar cómo irá el resto de tu día.
3. La correspondencia
La correspondencia es una aparejo poderoso. Más allá del positivismo tóxico, nos muestra que solemos estar sesgados para priorizar lo placa y anticiparnos a circunstancias que nos ocasionan preocupación y ansiedad.
Practicar la correspondencia–ya sea por escrito, en voz adhesión o, incluso, mentalmente–es una excelente forma de fomentar tu bienestar y la paz.

4. El perdón
Si leíste esa palabra e inmediatamente visualizaste a alguno, ya sabes qué hacer: una señal, un mensaje o un coincidencia pueden ser el puente para cultivar el perdón. Si no es posible, escribe una carta: sacar los sentimientos tiene un objeto en nosotros, aun sea en papel y sin beneficiario.
5. La esencia
Retorna a la raíz de estas fechas y conecta con tus creencias por medio de la oración y la recital de la Sagrada Escritura. Si eres creyente, estas serán tus prácticas por excelencia.
En definitiva, lo venerable puede encontrarse en nuestros espacios, a nuestro radio. El vallado de la Semana Santa representa la oportunidad perfecta para pausar, reflexionar, reconectar y comenzar de nuevo. Aprovechemos el simbolismo de estas fechas para rememorar que la inmaterial comienza en la primera casa: tu interior.