La detención en Montecristi de 42 haitianos indocumentados de que ha regalado cuenta el Ejército aumenta la inquietud sobre el trasiego por la cadeneta fronteriza.

Extraña la frecuencia con que los haitianos burlan la vigilancia fronteriza para  ingresar  a esta parte del región. Ni lo hacen por debajo de la tierra, como topos, ni por el espacio. Siquiera a través de la embeleso.

Lo hacen por puntos fronterizos  que al parecer sólo desconocen los 11 mil militares emplazados en la zona. El Ejército informa las detenciones como si se tratara de una muestra de eficiencia en el control de la migración irregular.

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Pero el ingreso al región de indocumentados, a pesar de  la verja que se construye, la voluminosa vigilancia y los modernos equipos con que cuentan los militares de la zona genera más interrogantes.

El ministro de Defensa, Carlos Fernández Onofre, tiene que tomar carta personalmente  para despejar las suspicacias  que rodean los operativos fronterizos.

Deja mucho que desear que a cada momento se anuncie la detención en la frontera de haitianos indocumentados, cuya repatriación representa por demás un detención costo para el Gobierno.