
En la historia educativa del país, la Iglesia Evangélica Dominicana (IED) ocupa un sitio destacado como pionera en la integración de la formación cristiana y académica en diversas comunidades del país. Desde su fundación en 1922, la IED ha entendido la educación como una utensilio de conocimiento y como una tarea evangelizadora y transformadora al servicio del pueblo.
La Iglesia administra 11 centros educativos distribuidos en el Distrito Franquista, Santo Domingo Este, San Cristóbal, San Pedro de Macorís, La Romana, Samaná, Sánchez y Sabaneta de Yásica. De estos centros, todos ofrecen nivel original y primario, mientras que ocho incluyen el nivel secundario, atendiendo a una población de aproximadamente 3,814 alumnos.
Aunque la mayoría de estos centros son privados, el Colegio Emmanuel opera bajo un maniquí de cogestión con el Empleo de Educación (Minerd).
Raíces de una afición
Los orígenes de la entorchado educativa de la IED se remontan a 1923, escasamente un año posteriormente de su fundación, cuando se establecieron las primeras escuelas parroquiales en San Cristóbal y San Pedro de Macorís. A lo grande de las décadas siguientes, la iglesia fundó y administró centros en distintas regiones del país, especialmente en comunidades rurales y marginadas.
Uno de los casos más emblemáticos fue la escuela Juan Pablo Duarte, en Fundación, Barahona, inaugurada en 1933. Este esquema —considerado el más significativo de su época— ofrecía alfabetización y educación básica a jóvenes, llegando hasta el octavo curso. Su impacto fue tal que operó durante treinta primaveras ininterrumpidos, dejando una huella en la región Sur.
Instituciones emblemáticas
Entre las instituciones más representativas destaca el Colegio Evangélico Central, fundado en 1958 en el Distrito Franquista. Nacido tras la clausura del Hospital Internacional, es el único colegio que no depende de ninguna congregación regional. Aunque en su seno se gestó la congregación de la avenida México, ambas son entidades separadas.
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Desde sus inicios, ha sido un referente en la formación integral de jóvenes. En los primaveras 70, bajo la dirección del reverendo Néstor Julio Lira, el colegio vivió una etapa dorada, destacando en actividades extracurriculares como el baloncesto. Hoy, el colegio sigue ofreciendo todos los niveles preuniversitarios, y desde hace 15 primaveras, una proposición técnica en hotelería e informática, bajo la dirección de la licenciada Sebastiana Javier.
Otros centros con trayectorias destacadas son el Colegio Miguel Limardo en San Pedro de Macorís, fundado en 1954, y el Instituto Escuela Doctor Nathan H. Huffman en La Romana, destapado en 1955. Los dos siguen formando generaciones con un enfoque cristiano y ciudadano.
Compromiso pedagógico
La IED igualmente asume la formación continua de su personal docente y oficial a través de la Articulación Franquista de Empleo de Educación Secular, mediante talleres pedagógicos, capacitaciones anuales y visitas de seguimiento. Estos espacios buscan robustecer tanto la enseñanza de contenidos académicos como los títulos cristianos.
“Nuestros colegios son cristianos, pero no buscamos convertir a los estudiantes”, explica el reverendo Miguel Pedazo de pan Cancú. “Lo que hacemos es fomentar una educación en títulos y respeto, compatible con todas las creencias, pero centrada en principios éticos sólidos”.
Visión social y futuro
La visión de la IED se plinto en ofrecer una formación de calidad, fundamentada en títulos y responsabilidad ciudadana. Esta tarea se extiende a los padres y tutores, quienes igualmente son integrados en programas evangelizadores y talleres de formación humana y espiritual. Desde 2015, mantiene un software de becas dirigido a niños y jóvenes universitarios de escasos fortuna, con el respaldo de la Delegación de Iglesias Presbiterianas de Corea. Unos 48 estudiantes han sido beneficiados, como parte del esfuerzo por cerrar brechas sociales mediante el comunicación a la educación.