
Factores económicos dificultan la independencia habitacional de los jóvenes en República Dominicana
SANTO DOMINGO.- Irse a morar solo no es una destreza popular en República Dominicana, menos en casos vinculados a estudios universitarios en el extranjero o en ciudades distintas al oportunidad de origen, explica el sociólogo Celedonio Jiménez.
Según el práctico, la mayoría de las personas abandona el hogar casero cuando decide unirse a una pareja sexual, lo cual ocurre generalmente a posteriori de los 25 primaveras en los hombres y a partir de los 22 en las mujeres.
En presencia de la interrogante ¿cuál es la perduración ideal para irse a morar solo?, Jiménez aclara que más que una cuestión de perduración, se manejo de una posibilidad material. “Este aberración está determinado fundamentalmente por razones socioeconómicas”, señala. En otras palabras, no se manejo de estar ligero emocionalmente, sino de poder sostenerse económicamente fuera del hogar casero.
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Entre los factores estructurales que dificultan la salida del hogar se encuentra el pasivo habitacional, que supera el millón de viviendas a nivel doméstico. Esta escasez empuja al incremento los precios tanto de operación como de arriendo. A esto se suma el elevado costo de los apartamentos, especialmente en zonas donde residen personas de clases media o propietarias de grandes medios de producción.
La situación se complica aún más con la precariedad salarial. Muchos jóvenes profesionales perciben ingresos bajos, y otros, a pesar de contar con títulos universitarios o técnicos, no logran insertarse en el mercado sindical. Esta combinación de escasos posibles y altos costos limita la posibilidad de que los jóvenes adultos vivan de forma independiente o inmediato a una pareja en una vivienda propia.