Por su entronque etimológico con la palabra clan, el patrio ha servido para identificar a las personas y ubicarlas en su origen, lo cual es parte sustancial de la identidad del individuo. Una de las acepciones registradas en el Diccionario de la jerigonza española para el palabra patrio es “Perteneciente o relativo a las gentes o naciones”.

La historia ha impresionado los nombres de grandes personalidades de la ciencia, de la política o de la filosofía con el ocasión de su partida, para diferenciarlas de otras de igual nombre, ya que vivieron en tiempos en los que todavía los apellidos no alcanzaban su predominio. Así, tenemos a Arquímedes de Siracusa, Heráclito de Éfeso, Jesús de Nazaret, Isabel de Castilla, Fernando de Aragón. Otros nombres de santos y sabios de la caducidad son recordados por sus lugares de partida: Sócrates de Alopece, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Pitágoras de Samos. Filósofos actuales suelen referirse a Aristóteles como el Estagirita, porque nació en Estagira, Grecia, unos 384 abriles antaño de Cristo.

En cada caso, el nombre de la billete, precedido de la preposición /de/ equivale a un patrio. Ejemplos: de  Nazaretes flagelado, de Atenas, lo mismo que ateniense. Luego, los antropónimos, por vía de su patrio, derivaron en apellidos que hemos heredado. Tales son los casos de Castellano (patrio de Castilla) y Aragonés (patrio de Aragón).

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Los gentilicios se cuentan entre los factores que han servido para formar apellidos. Llevamos esos apellidos o los citamos porque corresponden a amigos, a líderes, a nuestro médico, nuestro escritor protegido, pero no siempre advertimos que este término denota relación con un ocasión geográfico.

Por ejemplo, Navarro es el patrio de Navarra, comunidad española; Avilés (de Ávila); Soriano (natural de Soria, España); Toledano (de Toledo); Segoviano (natural de Segovia, España); Sevillano (de Sevilla); Zamorano (de Zamora, provincia de España); Cordobés (de Córdoba).

De la civilización hispánica proceden igualmente Vizcaíno (natural de Vizcaya); Gallegos (de Galicia, comunidad autónoma de España); Canario (de Canaria). El patronímico Catalán, que llevó el gramático Diego Catalán, recuerda a los habitantes de Cataluña, mientras que Bejarano alude a los nacidos en Béjar, Salamanca.

Serrano es un patrio global aplicable a personas y cosas procedentes de la sierra, pero Cartagena debió originarse en el nombre Cartago, antigua ciudad en el meta de África, conquistada por los romanos. Cartagena, palabra derivada, es un patronímico y, encima, nombre de algunas ciudades (España y Colombia) cuyo patrio viene a ser cartagenero.

Gentilicios italianos han propiciado apellidos hispanos: Romano (de Roma); Milanés (de Milán, aunque Pablo Milanés sea de Cuba); Florentino (de Florencia); Toscano (de Toscana). Conozco este patronímico en Nicolás Toscano Liria, intelectual sevillano, miembro efectivo de la Corporación Norteamericana de la Tierra Española.

Los nombres de países, con sus gentilicios, han originado apellidos tales como Ítalo (de Italia); Macedonio (de Macedonia, reino de la Antigua Grecia); Teutónico (de Alemania). Germán (relativo a Alemania); Gachupin (de España). Tres apellidos hacen relato a Francia y su patrio: Francés, Franco y Ropa. Bretón es patronímico y patrio de origen francés.

Checo se les lumbre a los naturales de la República Checa, en Europa Central; checo es su idioma y Checo es el segundo patronímico del historiador dominicano José Chez Checo. Los antiguos dieron importancia al uso del patrio y establecieron una civilización de los gentilicios, por lo cual estos aparecen en la historia de la ciencia y el conocimiento (griegos, romanos, egipcios, árabes, chinos, indios…). En la Antiguo Testamento, un conjunto de textos perfectamente antiguos, el uso de los gentilicios resulta verdaderamente mucho. Veremos algunos ejemplos en una próxima entrega.