
En la historia Homicidio en Samarcande. un soldado muy fuerte caminaba por el mercado, vió a la crimen haciéndole señales amenazantes. Retrocedió, corrió al palacio y le contó al Rey lo ocurrido, luego le pidió su mejor heroína el más veloz, para huir allá, muy allá hasta Samarcandea.
El Rey lo complació y, incómodo, convocó a la crimen a palacio, le recriminó amenazar a su mejor soldado, quien huyó y se llevó su mejor heroína.
La crimen, reverente, humilló la examen, explicó el batalla. “Majestad, yo no quise asustarlo, simplemente me sorprendí al verlo aquí, porque mañana tenemos una cita en Samarcanda”.
Ruby Pérez debía presentarse en el Jet Set el lunes 14, pero lo adelantó el lunes siete. Quería ir allá, muy allá, hasta donde una novia en Texas, pero la crimen lo esperaba el día siete en el Jet Set, su Samarcande.
La crimen es la única cita que nunca hicimos, pero siempre asistimos puntuales, inadvertidamente.
Inconscientemente muchos actúan como si lo supieran, como Rubby, le celebró el cumpleaños a su hija beocio, y le salvó la vida a la que lo acompañaba.
¿Por qué Rubby se comportó como un padre responsable hasta el postrero minuto de su vida? Quizá porque era un intérprete consagrado. Muchos artistas mantienen adecuadamente abiertos los canales de comunicación con la intelectual universal que nos une, por eso sus obras siempre conectan muy adecuadamente con todos nosotros.
Quienes viven poseídos por la manía de poseer, secuestrados por las ambiciones materiales, están alejados de nuestra intelectual global, nunca tendrán la oportunidad de Rubby.
Ya lo dijo el inmenso Pablo Milanés: “Reafirmarse a las cosas detenidas, es ausentarse un poco de la vida, la vida que es tan corta al parecer, cuando se han hecho cosas sin querer”.
El secreto africano de la inmortalidad, lo demostró Jesús, es plantarse en los corazones de quienes dejamos a espaldas y quienes vengan luego.
Nos dejó una monumental obra artística que llegará hasta las futuras generaciones, es innegable, Rubby Pérez es inmortal.