
Donald Trump y Elon Mark I Foto: Impacto
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el patrón Elon Musk han escalado su disputa a un enfrentamiento manifiesto sin precedentes, impresionado por acusaciones personales, amenazas económicas y una profunda fractura política. El conflicto se desató tras las duras críticas del patrón al esquema de ley presupuestario insignia del mandatario, denominado “One Big Beautiful Bill”, que propone cortaduras fiscales masivos, aumentos en el pago de defensa y control migratorio, y la asesinato de subsidios a energías limpias.
“Sin mí habría perdido las elecciones. Los demócratas controlarían la Cámara y los republicanos tendrían solo una mayoría mínima en el Senado”, escribió Musk en su red social X, antiguamente Twitter. “Vaya ingratitud”.
Musk, fundador de Tesla y SpaceX y hasta la semana pasada administrador del Unidad de Eficiencia Público (DOGE), calificó el esquema como una “abominación repugnante” y acusó a los legisladores que lo respaldan de interpretar con “vergüenza cero”. Según analistas del Congreso, la iniciativa podría incrementar el obligación fiscal en más de 2.4 billones de dólares durante la próxima división, exacerbando una deuda franquista ya en niveles históricamente altos.
La respuesta de Trump
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca adjunto al canciller tudesco Friedrich Merz, Trump no tardó en objetar. “Siempre me cayó acertadamente Elon, pero claramente está enojoso porque eliminamos los créditos fiscales para autos eléctricos. Eso afectó directamente a Tesla”, señaló.
En su red Truth Social, el mandatario fue aún más directo: “Elon se volvió majareta. Le quitamos el mandato de vehículos eléctricos que obligaba a comprar autos que nadie quería. La modo más acomodaticio de dosificar miles de millones de dólares es eliminar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon”.
Trump incluso acusó a Musk de acontecer intentado colocar a un allegado suyo como director de la NASA, propuesta que fue rechazada por su agencia.
Ataques personales y ascensión del conflicto
La disputa escaló rápidamente cuando Musk, en una nueva publicación, afirmó que Trump “está en los archivos Epstein”, en relato a los documentos judiciales que contienen información sobre la red de tráfico sexual operada por el fallecido financiero Jeffrey Epstein. “Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”, insinuó el patrón.
Más tarde, agregó: “Frente a la amenaza del presidente de derogar mis contratos, SpaceX comenzará a desmantelar su nave Dragon de inmediato”.
La cápsula Dragon, desarrollada adjunto a la NASA, es esencial para el transporte de carga y tripulación con destino a la Fase Espacial Internacional. La confesión generó preocupación en círculos científicos y políticos por las posibles consecuencias para la cooperación espacial internacional.
Impacto financiero y político
El enfrentamiento ya ha tenido artículos tangibles. Las acciones de Tesla cayeron más de un 14 % en Wall Street tras el cruce de acusaciones, mientras que los mercados expresaron preocupación por la estabilidad de las relaciones entre el gobierno federal y una de sus contratistas más estratégicas.
Adentro del Partido Republicano, la disputa ha provocado divisiones. Algunos congresistas defienden a Musk, alegando que el presupuesto propuesto es “fiscalmente valeverguista” y perjudica a la industria tecnológica franquista. Otros, en cambio, cierran filas con Trump y ven en el patrón una figura “desleal” y políticamente inestable.
Posibles consecuencias
Fuentes cercanas al círculo de Musk aseguran que el patrón estaría considerando formar un nuevo movimiento político “post-partidario”, orientado a vislumbrar electores independientes y republicanos moderados. En tanto, desde la Casa Blanca no se descarta intensificar las auditorías a las compañías de Musk.
Este conflicto, que mezcla egos, ideología, hacienda y poder, podría redefinir no solo la relación entre dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos, sino incluso el carta político rumbo a las elecciones de 2026.