
Recientemente, el secretario de Lozanía de los EE. UU. informó que, en lo delante, “las vacunas Covid-19 para los niños sanos dejarán de administrarse en los EE. UU., como ha sido la recomendación de los CDC”. Estas declaraciones, sin tener en cuenta a los expertos de su propio país, a virólogos, inmunólogos y epidemiólogos, a los CDC (Centros para el Control de Enfermedades) y al Comité Asesor para las Prácticas en Inmunizaciones; sin explicar qué entiende por “un escuincle sano”, sin evidencias médicas que lo sustenten y viniendo del país que más aportes ha hecho a la tecnología, a la ciencia y a la investigación, crean mucha confusión. Y lleva a la población a preguntarse: ¿Deben vacunarse las embarazadas? ¿Debemos ponernos las otras vacunas?
Los médicos y la comunidad mundial saben que, desde los primaveras 70 del siglo pasado, cuando se comenzó a inocular a la población y a las embarazadas con el toxoide tetánico, empezaron a emanar niños sin tétano neonatal, hasta que esta terrible enfermedad desapareció en los niños y madres en nuestras maternidades. Desde entonces, se abrió una puerta a la investigación científica para que hoy tengamos nuevas vacunas y veamos emanar y crecer niños no solo sin tétano, sino igualmente sin difteria, tosferina, sin Covid-19, sin influenza y sin el Virus Respiratorio Sincitial (VRS).
Administrando a la gestante vacunas que han sido rigurosamente estudiadas antiguamente de autorizar su aplicación en los humanos, garantizamos el derecho a la salubridad que tienen la causa y su hijo. Eso lo saben la población, los obstetras y los pediatras. Y lo han obligado todos los ministros de salubridad, a excepción de algunos que responden a otros intereses.
Para terminar y para que la población esté informada, me referiré al VRS, conocido desde los primaveras 50 del siglo pasado, que ha sido un dolor de persona para padres y pediatras. Un virus responsable de la hospitalización, formalidad y crimen de miles de niños en el mundo por bronquiolitis y pulmonía. Para estos niños que se contagiaban con este virus, solo disponíamos de cámaras de oxígeno húmedo y tratamiento de sostén.
Hoy, para la protección del bebé y su causa, existe una vacuna contra el VRS (ABRYSVO) que se le inyecta a la gestante, que en nuestro país está en centros privados de inoculación y que debería salir a todos, porque es un derecho de todos. Si la gestante no se pudo inocular, se le deberá inyectar al recién nacido, como tratamiento preventivo, el anticuerpo monoclonal Nirsevimab (Beyfortus), que es muy caro e innecesario cuando las cosas se hacen acertadamente.