El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

¿Qué es la política?, me cuestionaba recientemente uno de mis lectores y; aunque no me considero político-partidista, le respondí lo venidero: “La política es un proceso dinámico y complicado que implica tomar de decisiones en el adiestramiento del poder, con el objetivo de promover el bienestar colectivo y distribuir los capital públicos de guisa lucha y equitativa”sin confiscación, luego reflexiono de que en teoría, la política debería ser un mecanismo para resolver conflictos y establecer normas y regulaciones que beneficien a la mayoría de los ciudadanos.

En la habilidad, y contrario a lo que podría definirse de acuerdo con la ciencia y al aberración de la política, el concepto de “político» a menudo se asocia con individuos que priorizan sus propios intereses y ambiciones sobre el acertadamente popular, ya que este (el político popular), hoy día, utiliza el poder y la influencia para beneficio personal, manipular la información y engañar al ciudadano para perdurar posiciones y privilegios, o sea, en ocupación de servir al pueblo, sirve a sus propios intereses, creando una brecha entre la teoría política y la existencia.

Con políticos sin visión y autonomía para analizar el comportamiento de la sociedad, no es ficticio visualizar un explicación sostenible para los pueblos, conocido que, la aquiescencia política está impregnada de corrupción y, de guisa concorde, aquellos que sustentan sus títulos bajo el túnica del poder se valen de influencias para atropellar de las instituciones y oprimir a los más vulnerables.

El poder de la codicia ha corrompido la mente de la mayoría de los políticos dominicanos, quienes al frente de las instituciones, actúan con tenuidad y priorizan sus intereses personales sobre las deposición de la sociedad hasta poner en censura su casto y dignidad producto de las ambiciones.

Aunque no me identifico con la política, estudió sus conceptualizaciones para hacer mis valoraciones. La considero un campo complicado y multifacético, donde los individuos deben navegar por una serie de desafíos y oportunidades. La mayoría de los políticos no tienen un concepto claro y fantasioso sobre sus títulos, encima de que no llevan a la habilidad el concepto secreto de que “la política es una cuestión de títulos, casto y principios, no solo de poder”.

Los primeros cuatro abriles del gobierno encabezado por el presidente Luis Abinader parecían estar sustentados en la promesa de igualdad y la democracia bajo el marca de la honestidad, más aún, la pretensión ha terminado siendo el motor que impulsa decisiones negativas, adecuado a la inestabilidad en las instituciones, el desbalance crematístico más suspensión de la historia y el cuestionamiento a sus funcionarios, los cuales han llevado la nación a una situación crítica. El poder del PRM, que debió imponer un gobierno para el “cambio y el progreso”, sigue por el mismo derrotero de sus antecesores, con la firme amenaza de destruir el país a corto, mediano y desprendido plazo.

Pérdida de la dignidad

«La dignidad es el reflexiva de la integridad y la honestidad». En este sentido, cuando los políticos priorizan su pretensión sobre la indignidad comprometen sus títulos y principios hasta llevarlo a perder la confianza, adecuado al desmán de poder y la descuido de control en el adiestramiento de sus funciones al frente de la cosa pública.

En la ahora, la sociedad dominicana se enfrenta a un desafío significativo: la prevalencia de antivalores y la imposición política que socava ideales valiosos y racionales, por eso, la clase política prioriza sus intereses personales sobre el bienestar colectivo, fomentando en la pubertad que abandonen los estudios y adopten una mentalidad que valora la riqueza material sobre la honestidad y la integridad, sin considerar que la educación es fundamental para formar títulos y principios sólidos que puedan contrarrestar la descuido de dignidad y casto en la política tradicional.

Falsedad oficial

La verdad y la transparencia están estrechamente relacionadas. En el contexto de su trámite, el presidente Abinader, en vez de ocasionar confianza, se ha reses el rechazo de la misma sociedad que lo llevó al cargo, adecuado a su incoherente discurso, ya que de su boca brota las más burdas mentiras, mediatizadas y puesta en contexto de guisa confusa, provocando que al ciudadano se le haga ficticio evaluarlo positivamente.

“El adulterado cubre con su cobertor imberbe la indignidad y el desenfreno”. En cuanto a la situación presente, existe la percepción de que no hay transparencia y claridad en la presente trámite, tanto es así, que algunos críticos argumentan: “las decisiones tomadas por el gobierno no benefician a la mayoría de los ciudadanos, porque utilizan capital públicos para promover sus intereses personales, en ocupación de enfrentarse los problemas del país, tomando como principio la transparencia y la rendición de cuentas en la trámite pública mediante decisiones que beneficien al conjunto de la sociedad”.

Amenaza a la Voluntad

El gobierno ha emprendido una campaña en contra de la franqueza de expresión y difusión del pensamiento lo que está generando preocupación entre periodistas, comunicadores y la sociedad, aún sin promulgarse la fresco “Ley Mordaza”, sometida recientemente frente a el Congreso Doméstico; y que está dirigida a censurar y reprimir a periodistas y comunicadores, vulnerando su derecho a informar y expresarse independientemente. Esta medida, criticada por profesionales conocedores de las leyes, está dirigida a demarcar la capacidad de los medios de comunicación, a fin de que desarrollen su quehacer independiente y sin represalias.

El gobierno está obligado a certificar el derecho a la franqueza de expresión y proteger a los periodistas y comunicadores que realizan su trabajo de guisa responsable y ética. En este momento, es fundamental que la sociedad dominicana se mantenga atenta frente a el conocimiento de esta “Ley Mordaza”, la cual amenaza las libertades públicas y el único derecho que tiene el ciudadano de expresarse independientemente.

“La corrupción, el narcotráfico y los intereses pecuniarios nunca podrán estar por encima de la franqueza y la verdad”.

Jpm-am