
¿En qué nos basamos para identificar a las mujeres que marcaron tendencia en 1925? Digamos que fueron verdaderas influencers—en el mejor sentido de la palabra—con la capacidad de mover conciencias, sacudir “costumbres” y despertar a las dominicanas atrapadas en los interminables quehaceres impuestos, para que alzaran su voz y se sumaran a la lucha por la ciudadanía.
Sus nombres no figuraban en los medios más leídos de la época ni en las listas oficiales de examen, siquiera fueron elegidas por las cortes emergentes tras la desocupación de 1924. No las encontramos en los libros de historia más citados. Pero ahí estaban, ejerciendo su liderazgo en un país que aún no les reconocía plenamente su derecho a participar.
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La oscuridad del 10 de junio de 1925 marcó un antaño y un luego. Petronila Angélica Gómez Alquitrán dio una respuesta sólido al escritor santiagués Pedro M. Germán en un abarrotado Teatro Colón, luego de que él dictara la conferencia: “En plena decadencia, la mujer y su influencia devastadora con originalidad perjudicial”.
El intelectual atacaba el partida de la Unión Feminista Dominicanael comité pionero en la lucha por los derechos políticos de las mujeres. Manifestó su preocupación por la “desmoralización” que, según él, representaba la intención de que ellas ocuparan cargos públicos.
La velada, organizada por Ercilia Pepín, se transformó en un acto de resistor. Petronila no guardó silencio. Frente a un conocido expectante, tomó la palabra para desmontar aquel discurso que pretendía relegarlas, silenciarlas. “No, no es cierto que les sea difícil desempeñar labores fuera del seno descendiente”, replicó, con firmeza.
Fue entonces cuando mencionó a las 12 pioneras que, con su talento, determinación y valentía, estaban construyendo el futuro de la mujer dominicana: Evangelina Rodríguez, en París, perfeccionando su formación médica para servir al país. Mercedes Heraux y Armida García, asimismo fortaleciendo sus estudios con la misma labor. Ana Teresa Paradas, abriéndose paso en los tribunales, en tiempos en que el derecho era división exclusivo masculino. Rose Eduvigislicenciada y referente en su ámbito. Ercilia Pepín, Urania Montás, Argentina Montás, maestras revolucionarias que forjaban educación y pensamiento crítico. Natalia García, poeta que daba voz a la sensibilidad y lucha de las mujeres. Sofía Oliva y Gladys de los Santos, odontólogas que conquistaban espacios vedados para las mujeres.
Estas 12 pioneras, sumadas a Petronila eran 13, no solo superaron las restricciones impuestas, sino que desafiaron los límites de lo permitido, abriendo caminos para las generaciones siguientes. No tenían permitido cultivar una profesión, crear empresas, idear nuevas metodologías educativas, escribir ni opinar independientemente. Pero lo hicieron.
Petronila concluyó su intervención con una frase que sigue resonando un siglo luego: “La mujer dominicana del mañana responderá a múltiples responsabilidades y, así, redimido, será eficaz”. Ese mañana es hoy. ¡Que la historia siga contando sus nombres!