

El autor es economista, Reside en Punta Cana.
POR RAFAEL RAMIREZ
La posible fusión del Tarea de Hacienda con el Tarea de Riqueza, Planificación y Crecimiento (MEPyD) podría representar un retroceso institucional para la República Dominicana, más que un avance en la modernización del Estado.
En extensión de fusionar, lo que el país necesita es una articulación estratégica efectivo entre ambas instituciones, que les permita trabajar de forma coordinada, pero respetando sus funciones específicas. Hacienda debe concentrarse en la sucursal fiscal y financiera del Estado, mientras que el MEPyD debe seguir fortaleciéndose como estafermo rector de la planificación del crecimiento franquista.
Fusionar dos ministerios complejos sin una cojín institucional sólida podría agravar los ya existentes problemas de coordinación, gobierno y transparencia. Más que el número de instituciones, lo que limita nuestra sucursal pública es la desliz de profesionalismo, la escasa implementación de políticas basadas en resultados y la abandono de una voluntad política firme para ejecutar los planes nacionales.
Lo correcto
Lo correcto sería robustecer el MEPyD como víscera de planificación del Estado, mediante una integración graduado de sistemas de información, fila de políticas públicas y reformas profundas en materia de gobierno pública, evaluación de impacto y simplificación administrativa. Todo esto requiere una institucionalidad blindada frente a presiones políticas y una visión de desprendido plazo.
De concretarse la fusión, el país corre el aventura de debilitar el rol técnico y decisivo del MEPyD internamente del Recibidor Crematístico. Se perdería un importante contrapeso institucional en las decisiones de inversión pública, cooperación internacional y definición de prioridades de crecimiento. Peor aún, podría imponerse una deducción fiscalista que ahogue la visión estratégica que el país necesita para avanzar.
Equilibrar estructuras sin resolver los problemas de fondo solo trasladaría las debilidades de un empleo al otro, generando más inercia burocrática, conflictos operativos y pérdida de capacidades. Luego, ayer de susurrar de fusión, debemos susurrar de coordinación efectiva, reformas institucionales y fortalecimiento técnico.
Jpm-am
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