
Se estima que más de dos millones de animales deambulan por las calles dominicanas. Algunos nacieron sin conocer una caricia. Otros fueron golpeados, ignorados o desechados cuando dejaron de ser efectos.
Este reportaje revela las heridas invisibles del cesión animal en República Dominicana y la lucha diaria de quienes, con fe y sin bienes, deciden no rendirse.
No es solo la calle: es exclusión intencional
No todos los perros callejeros llegaron por contratiempo. Algunos fueron desechados como si sus vidas no importaran.
“A mí me da mucha queja percibir aquí perritos abandonados por masa que a lo mejor en Navidad se enamora de un perrito en una plaza y a posteriori en verano se van a Europa… y no se les ocurre otra cosa más eficaz que abandonarlo en una estación de servicio”, afirmó David Rodríguez, voluntario de la Fundación de Blanck.
Shadel Henríquez, directora de la Fundación Peluditos con Futuro (Fundapef), confesó ocurrir rescatado perras que fueron criadas para la saldo de animales y, después, cuando enferman producto de la cantidad de partos a los que son sometidas y ya no pueden retornar a embarazarse, las arrojan a la calle.
“Cuando ya no les genera caudal, la botan a la calle y llegan aquí, a este refugio. Entonces, a posteriori que está así, ya nadie la quiere. ¿Por qué? Porque está fea, porque tiene que un cáncer o que tiene un tumor”.
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“Eso además es maltrato animal”: lo que aún no se entiende
El maltrato animal no se resume en cesión o violencia. La negligencia además forma parte del problema.
“Muchas personas no tienen conciencia de lo que es el maltrato animal. En diciembre vienen y te regalan un perrito atún y tú lo tienes en tu casa, amarrado en un techo con una correa, eso es maltrato animal”, denuncia Jessica Pereira, comunicadora y defensora de la causa.
De acuerdo con Henríquez, es global ver a personas avalar hasta US$4,000 por mascotas de raza para proyectar status social, sin preocuparse más delante por la calidad de vida que les ofrecen a estos animales.
“La gran mayoría no sabe el compromiso que es tener un perro de raza, la gran mayoría no sabe que un bulldog francés que tú compras por ahí sufre de muchísimas patologías, y que una persona que sea de bajos bienes, que dé US$2,000 dólares por un perro, no pueda a posteriori comprar un alimento de RD$4,000 pesos que va destinado para él”.
Donde todo se sostiene con fe y voluntad
En un país donde el cesión animal aún no es prioridad institucional, quienes ayudan generalmente deben hacerlo solos.
“Hemos estado en cinco refugios porque no hemos podido tener uno fijo para nosotros. Este motivo nos lo prestan y estamos rehabilitándolo, reacondicionándolo para mejorar las condiciones de los perros”, externó Ivette García, presidenta de la Fundación de Blanck.
En este motivo habitan más de 70 perros y aproximadamente 30 gatos que dependen de las donaciones de personas caritativas para subsistir.
“Aquí necesitamos muchas cosas. A veces, cuando un problema no te toca de cerca, como que no lo sientes… por eso ustedes que nos ayudan a que cualquiera nos vea, nos están salvando además a nosotros”, añade Rodríguez.
El costo invisible de librar una vida
Desde desinfectantes, vacunas, medicinas y alimentos (como carne, pollo, huevo, pescado, melón de agua, auyamas, plátanos verdes y purina de cualquier tipo), hasta pintura, tablas, clavos, madera y, por supuesto, caudal, toda donación es necesaria y aceptablemente recibida por los refugios.
“Si tú pudieras donar 100 pesos mensuales, para ti no es un cambio repentino, pero para nosotros es aprender que contamos contigo”, asegura García.
Jimmy: el perro que sobrevivió a la cuerda y al palo
Cuando rescataron a Jimmy, no podía ni construir la persona a causa de los golpes que había recibido por dos hombres que estuvieron a punto de terminar con su vida porque “era muy fastidioso”.
“Lo estaban sujetando con una soga en el cuello. Uno lo pisaba con el pie, y el otro tenía un palo insolente. Lo que alcancé a sostener fue: ‘¿Qué pasa? No le des’. Creo que llegué ajustado a tiempo para evitar que muriera”, recuerda su rescatista, María Eugenia Ríos.
El perro fue llevado a un refugio llamado Fundación de Blanck, emplazado en La Cuaba, allí lo recibió David Rodríguez.
“Llegó completamente aterrado. Estuvo un día impávido temblando de miedo… pero con paciencia y un poquito de cariño se logra lo que sea”, dijo al revista HOY Digital.
Meses a posteriori, Jimmy se convirtió en un perro cariñoso y juguetón que pasa sus días en el refugio a la dilación de una comunidad que le ofrezca un definitivo hogar.
¿Cómo romper el ciclo?
Perros como Jimmy solo sobreviven cuando cualquiera actúa. Por eso, cada aspaviento cuenta: adoptar, donar, compartir, denunciar. Eso además es proteger.
¿Cómo ayudar?
Para donaciones, ayudas o trabajos de voluntariado puedes comunicarte con los refugios a través de sus respectivas redes sociales:
Fundación de Blank
Instagram: @white_foundation
Teléfono: 809-884-5044
Fundación Peluditos con Futuro (Fundapef)
Instagram: @Fundapef
Refugio Rescatados por Bienquerencia
Instagram: @rescatadosporamor