El holgado y tortuoso camino frente a los TCA

La anorexia le hizo “perder su forma humana” y la obligó a crear una “sonrisa de exterior” que desde hace abriles oculta sus batallas, explica Lucie en el hospital de Nantes, en el oeste de Franciadonde recibe tratamiento por sus trastornos alimentarios.

Durante ocho abriles, intentó controlar su peso y su cuerpo, adelgazando hasta “perder el control”.

“Es la pérdida de una forma humana, de la energíade la vida. En un momento, se pierde la vida. Eso es lo que trae esta enfermedad“, cuenta la chavea de 31 abriles, con blusa sin mangas y pelambrera castaño claro.

Hospitalizada en 2020, ahora recibe tratamiento en un centro clínica de atención en adicciones del hospital universitario de Nantes (CHU), llamado “espacio Barbara”, que ofrece consultas psiquiátricas, terapias familiares, comidas terapéuticas y talleres creativos.

Sentada en una arnés turquesaCléo, de 18 abriles, explica que la enfermedad “le arrebató todo”.

“Dicta nuestros actos y gestos, se convierte en nuestra identidad“, describir.

Hasta ser hospitalizado a los 14 abriles, la adolescente no era “consciente” de su enfermedad. “Cuando mi médico me decía que estaba enferma, no le creía. Me iba diciéndole lo que él quería oír, convencida de que yo controlaba la situación”, cuenta.

Las jóvenes pacientes comparten experiencias de torpeza y desprecio con destino a su cuerpo y con destino a sí mismas, utensilios comunes en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Civilización de la delgadez

Actualmente, unas 80 pacientes están en tratamiento en el espacio Barbara, con procesos de atención que duran varios meses. La aplazamiento para una primera consulta es de unos cuatro meses.

La demanda en Nantes aumentó más del 30% en tres abriles, según el CHU, tendencia que se observa en todo Francia.

Según la Unión Francesa Anorexia Glotoneríacerca de un millón de personas padecen TCA en el país, en su mayoría mujeres jóvenes.

“Quizá haya cinco centros como este en todo el país, sin contar los hospitales de internación completa. En lugares donde no hay nulo, los pacientes quedan aún más abandonados”, explica Oscuro Rocher, psiquiatra y responsable del espacio Bárbara.

Entre las posibles razones del aumento de las solicitudes de consulta, menciona los enseres del confinamiento por el covid-19 y la influencia de las redes sociales en la vida de los adolescentes.

En tiktok rebosante mensajes que incitan a controlar o disminuir la comida bajo la ritual #skinnytok. “No eres fea, solo estás gorda”, “Tu estómago no gruñe, te está aplaudiendo”, repiten algunas usuarias.

Francia y Bélgica alertaron recientemente a la Unión Europea sobre el peligro de estos contenidos.

En su teléfono, Cléo vio aparecer cada vez más videos que promueven la “civilización del régimen“, protagonizados por “la ‘clean girl’: vida perfecta, cuerpo atún, entrenamiento, comida saludable…”, cuenta.

“Una se dice ‘yo asimismo puedo hacerlo’, y luego se va demasiado remotamente”, relata.

Dejarse admitir

“No es solo en las redes socialeses poco más genérico en la sociedad. Queremos ser delgadas, nos volvemos flacas, extremadamente flacas. Creemos que eso nos dará una vida perfecta. Pero detrás hay una enfermedad y, en algún momento, una caída”, añade Julia, de 19 abriles.

Al mediodía, las pacientes comparten una “comida terapéutica“, tras la cual deben descansar. Siempre se sienta un miembro del personal a la mesa con ellas.

“No es solo vigilancia, asimismo es para fomentar el diálogo durante las comidas, para que levanten la ojeada del plato. Para ellas es un desafío manducar cosas que no prepararon ellas mismas, sin controlar por ejemplo el uso de grasas”, apunta Katia Drouet, enfermera.

“Aquí se enfrentan a lo que les da miedo: la comida, las emociones, el hecho de dejarse admitir“, agrega.

La trayectoria es a veces tortuosa: hospitalización, cortejo, recaída y un nuevo tratamiento

Tras haberse conocido confrontada “a la fuerza” con el sistema médico hace siete abriles, Camille, de 24 abriles, recuperó peso y encontró “cierta estabilidad“. Pero su trastorno reapareció, bajo “otro orientación”.

En el espacio Barbara, las pacientes deben fijarse tres objetivos a cumplir cada tres meses, de los cuales al menos uno debe estar relacionado con la comida.

“Luego están los otros aspectos: por ejemplo me sugirieron trabajar sobre la sonrisa de exterior… Obtener no sonreír si no me siento proporcionadamente”, dice Luciecon una sonrisa fugaz.

Para ella, “el miedo a la alimento es solo la punta del iceberg”.

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