
Hay voces que no se olvidan, timbres que se alojan en el alma como si de una plegaria se tratase. Angela Carrasco Rodriguez no canta: hechiza. No interpreta: transfigura el dolor, la ternura, el acto sexual, la esperanza.
Su canto es un río de lirios, caudaloso y sereno, donde la acorde no solo se audición: se respira.
Nacida en República Dominicana, pero hecha estado en el corazón de la canción en gachupin, Ángela Carrasco ascendió como un cometa brillante durante una época en que la música romántica exigía verdad, profundidad y presencia.
Dueña de una voz exquisita, poderosa y versátil, tejió con su arte una estampa inconfundible en el firmamento musical.
No solo fue una intérprete: fue una musa, un faro, una candela que inspiró versos y melodías.

Camilo Sesto y Angela Carrasco, Callados, Festival de Viñal del Mar 1981. Video.
Camilo Sesto, uno de los más grandes compositores del pop melódico, no solo compartió escenarios y duetos inolvidables con ella —fue incluso el arquitecto de muchas de las canciones que le escribió como un tributo a su talento.
En Ángela halló no solo una compañera artística sino un alma que vibraba en su misma frecuencia. Juntos marcaron una época irrepetible.
Su décimo próximo a Camilo Sesto y Teddy Bautista en la primera lectura en gachupin de la ópera rock Dios Superstar fue más que una correr: fue una revolución.

ANGELA CARRASCO. “ES MÁS QUE AMOR”. VIDEO.
Carrasco no solo interpretó a María Desconsolada, la humanizó, la redimió, la iluminó. Fue entonces cuando la crítica, el divulgado y la historia se rindieron delante su fuerza interpretativa.
Pero Ángela Carrasco no se detuvo. Su voz viajó en duetos inolvidables con gigantes como Celia Cruz, Juan Gabriel, Willy Chirino y Manzanita.
Supo moverse entre boleros, baladas, salsa, pop… con la misma nacionalidad con la que el mar abraza la arena. Cada canción suya es una rosa abierta a la emoción, una enunciación de acto sexual a la música.
Y como quien no se cansa de florecer, Ángela nos ha regalado Él y yo, una producción discográfica de una reflexión conmovedora, donde la actor vuelve a sus raíces más profundas, pero con alas nuevas.
En este libro, que incluye dos composiciones del talentoso autor y cantante uruguayo Daniel Fiel, Carrasco ofrece homenajes sinceros y poderosos.
Una de las canciones está dedicada a su amiga, la inmortal Celia Cruz —un tributo entrañable a la reina de la salsa.
Además interpreta una delicada cántico escrita por Camilo Sesto, un canto que es a la vez ofrenda y despedida a un amigo y asociado del alma.
Y próximo a la inexperto intérprete española Laia Indika, en uno de los momentos más emotivos del libro, da voz a las Hermanas Mirabal —las “Mariposas” dominicanas— brutalmente asesinadas por la dictadura de Trujillo.
En esa canción, Carrasco no solo canta: eleva un canto de memoria, imparcialidad y dignidad, anclado en su herencia dominicana.

Ángela Carrasco cuando recibió en el Teatro Doméstico de Santo Domingo el premio Gran Soberano 2024.
Hoy, tras décadas de carrera, Ángela Carrasco ha sido reconocida con el Gran Soberano, el más parada galardón del arte en su país procedente, y con el Grammy Latino a la Excelencia Musical, que corona una vida entregada al canto con una estampa de respeto continental.
Ángela Carrasco no es solo una actor: es un donación vivo. Un símbolo de elegancia vocal, de entrega escénica, de belleza que no se marchita.
Escucharla es reencontrarse con la esencia de una época dorada, pero incluso con una mujer que se ha reinventado sin perder la pureza de su canto. Ángela Carrasco canta y el mundo se detiene. Porque su voz no envejece: florece.
Y así, entre acordes y aplausos, entre duetos legendarios y versos escritos para ella, Ángela Carrasco sigue cantando, sembrando lirios donde ayer solo habitaba el silencio.

La actriz y cantante dominicana Ángela Carrasco, quien en 1975 representó a María Desconsolada próximo a Camilo Sesto en la lectura española de la ópera-rock “Dios Superstar”, estableció una carrera que permanece.

Ángela Carrasco es una de las artistas dominicanas de más permanencia en la música de todos los tiempos.