La celebración del Día de las Madres tiene mucho peso en la sociedad dominicana y genera gran movimiento financiero.

El proceso de parto es un acto que requiere de condiciones de atención, figurantes y vigor que garanticen el derecho a la vida del ser humano que nace y su protección rescatado de amenazas a su integridad física.

Las madres al parir nos enfrentamos a uno de los momentos más vulnerables y frágiles de nuestra existencia. Nuestro cuerpo está totalmente comprometido con traer un ser humano sano y este acto puede afectar nuestra vigor y nuestra vida.

La prevención de estas situaciones de peligro de perder la vida en mujeres y recién nacidos ha sido y es una de las prioridades de los sistemas de vigor en toda la región y en el país. Se cuenta con protocolos nacionales que establecen medidas que así lo favorezcan, como el documento situación del Tarea de Sanidad Pública (2019) y sus protocolos de atención obstétrica y neonatal (2020) (2019) (2017) (2013) e internacionales, OMS/OPS (2019) y otros.

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El parto es un acto de bienquerencia. Es el figurantes a un nuevo ser que requiere de atención sostenida en el afecto y cuidados respetuosos rescatado de violencia, trato digno, orientación e información permanente, confianza, audición, privacidad, humanización sostenida en calidad y calidez. La fragilidad física y emocional de una mujer en estado de buena esperanza requiere una respuesta de protección.

Las mujeres necesitamos esa protección, acogida y una atención cuidadosa en todas las etapas desde el preparto, parto y postalumbramiento igualmente nuestros hijos e hijas en su partida.

A todas las mujeres madres nos une la experiencia de un proceso biológico y social con requerimientos de acogida y apoyo por la fragilidad que supone la maternidad.

Esa conexión con todas las mujeres que parieron y paren continuamente se convierte hoy en un clamor, al ver que no todas las mujeres reciben ese apoyo ni se les respeta su derecho a parir con dignidad, ser canales de vida con garantías de que ese ser humano pueda sobrevivir.

Es desgarrador ver cotidianamente a mujeres y jóvenes pariendo en los montes, sus casas, sin atención digna por miedo de ganar a un hospital y ser apresadas y maltratadas. Sus vidas terminan desangradas. Dejando así a recién nacidos huérfanos expuestos a la morbilidad y mortalidad por error del cuidado perentorio que requieren.

No se puede celebrar con alegría el Día de las Madres sin observar en nuestra piel de madres, abuelas, mujeres, lo que ocurre a quienes intentan ser madres y no las dejan. Una celebración bañada de tristeza, impotencia y dolor.