Al punto que iniciada su cometido como director de la Iglesia católica, el papa Arrogante XIV ya cosecha su primera gran triunfo diplomática con la votación del Vaticano como sede las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.

La valentía es una prueba de confianza, necesaria en estos momentos, que a su vez resalta la imagen y el nuevo rol aprehendido por la Santa Sede.

Se le reconoce con la mediación tanto la imparcialidad como la autoridad recatado, así sea de su compromiso con la paz. Rusia y Ucrania han tenido distintos escenarios en las conversaciones para alcanzar por lo menos un parada al fuego.

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El canciller estadounidense Entorno Rubio había avanzado que el Vaticano sería la sede de las nuevas conversaciones entre Rusia y Ucrania con el propósito de pactar el fin de la refriega.

Es la primera vez en muchos abriles que la Santa Sede ofrece sus instalaciones para negociaciones como las que efectuarán los Gobiernos de los dos países.

El choque, que cuenta con el conocido bueno de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, ha generado muchas expectativas en la comunidad internacional.

A Trump puede ser el zaguero cartucho en sus iniciativas para que Rusia y Ucrania lleguen a un arreglo que ponga fin a la refriega que por otra parte de miles de muertos ha provocado cuantiosísimos daños materiales.

La recatado y la influencia del Vaticano pueden resultar mucho beneficiadas si los dos países logran ponerse de acuerdo para terminar la sangrienta refriega.